Mantener la chusma a raya

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Lopez Hurtado

José Lopez Hurtado

Columna: Opinión

e-mail: joselopezhurtado13@yahoo.es



Incursionar en la abundante literatura ecológica es una experiencia francamente sorprendente, no sólo por la cantidad de información que se desconoce por parte del ciudadano de a pie, como por las estrechas relaciones de ésta disciplina con otras, que al final lo que muestra es cómo se ha maltratado al planeta, y de qué manera se sigue atentando contra las riquezas naturales de manera absurda e irracional.

Que para que cualquier hijo de vecino pueda ostentar un anillo de 2 o 3 gramos de oro, haya sido necesario dinamitar y triturar media tonelada de roca, y se haya utilizado millones de litros de agua, a la que se contamina generalmente con cianuro, de manera permanente, resulta francamente dramático y perverso.

Por eso las voces de protesta, que cada vez se alzan con mayor intensidad a lo largo de América Latina y el Caribe, pues las grandes empresas de minería internacional que tuvieron que salir de sus países de origen por los rígidos controles ambientales e impositivos, miraron a ésta región como el gran destino de la década para sus proyectos y atentados contra el medio ambiente, al contar con la criminal complicidad de algunos gobiernos.

Argentina, por sus ricas minas de oro y cobre de Catamarca y los más de 5000 Kilómetros de cordillera, montañas y ríos entre Jujuy y Santa Cruz, es asiento de cerca de 20 proyectos de minería, sin contar con los que se desarrollan en San Juan, Chubut, Rio Negro, Neuquen etc, que ha prendido las alarmas de las organizaciones defensoras de los recursos naturales.

Se ha señalado al grupo BBVA, y a Repsol-YPF, como los grandes depredadores del medio ambiente, las riquezas no renovables, la supervivencia de los pueblos indígenas y el mismo derecho internacional. Igual en Perú, en donde las empresas multinacionales destruyen los recursos hídricos de la selva central, por la construcción de 3 centrales hidroeléctricas, proyectos entregados a la brasilera Electrobras, con una inversión de 6 mil millones de dólares, los cuales afectarían la producción agrícola y la escasa alimentación de los habitantes de la zona inundada (Puerto Prado, el asentamiento indígena de los Ashaninkas), destruyendo, además, bosques vírgenes.

Así mismo, son conocidos los movimientos indígenas de defensa del medio ambiente en Bolivia, que ha socavado el apoyo popular del gobierno de Evo Morales, en particular por el proyecto del Parque Machía, entre otros, que afectaría el ecosistema, asentamientos humanos ancestrales y la propia población animal de monos, tejares, felinos, osos y algunas especies sólo existentes en la región.

En Colombia, el Proyecto El Quimbo, a cargo de la multinacional Endesa, con un costo de 14.000 millones de dólares, inundaría más de 7 mil hectáreas de suelos productivos, afectaría a más de 20.000 personas, y según los especialistas, convertiría en un desierto el delta del Río Magdalena, una de las arterias emblemáticas del país .

Hace poco Noam Chomsky, profesor emérito del MIT(Instituto Tecnológico de Massachusetts), y según The New York Times, "probablemente el intelectual vivo mas importante del siglo XXI", arremetió contra la minería desbordada que coloca en grave riesgo el ecosistema de ésta rica región, particularmente del llamado Macizo Colombiano.

Los multimillonarios recursos que estas empresas emplean para "limpiar" sus operaciones y disminuir sus nefastas consecuencias, como efectiva estrategia sobre la población vulnerable, a través de la presunta responsabilidad social empresarial que proclaman, nos obliga a establecer la relación de Chomsky, con su libro del mismo nombre, cuando señala en su irreductible irreverencia, que, como en otras situaciones, las multinacionales tratan de comprar silencios cómplices, pero que para lograr sus protervos intereses y dar rienda suelta a su avaricia económica, lo mejor que pueden hacer es "mantener la chusma a raya", para abortar cualquier manifestación del espíritu crítico.

Es decir para que no quede tan expuesta la carencia de la concepción ética del medio ambiente, de la que se aprovechan las 200 multinacionales que manejan el mundo, destruyendo la "casa " de todos.