Las contradicciones de los progresistas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Andrés Londoño Botero

Andrés Londoño Botero

Columna: Bitácora del primer y cuarto cuadrante

e-mail: a.londono134@uniandes.edu.co



Parece curioso y llama la atención la evidente contradicción del discurso progresista en Colombia, quienes con diatribas de odio y envidia, han tratado de seducir a las gentes para apoyar la "justicia social" y en general los proyectos socialistas.

Estos personajes disfrazados de democracia, se vanaglorian de apoyar regímenes que con dadivas seducen a sus electores. A demás de censurar las opiniones que se contraponen a su designio que rompe con las vías del emprendimiento y la generación de empleo.

Es contradictorio que un defensor de la democracia lance mensajes de regocijo al hacer alocución a la reelección de las políticas prohibicionistas e impositivas de Chávez. Es aún más preocupante que los "defensores de la democracia" satanicen sistemas económicos donde los individuos actúan de manera descentralizada para elegir lo que consideren que mas les conviene.

La democracia y la Justicia no es quitarle a los que más tienen para darles a los que menos tienen. Pues esto sería atentar contra la libre elección de las personas, y afligir a quienes arriesgan su capital para obtener un beneficio que genera empleo y oportunidades.

¿Acaso es justo que se nos birlen nuestros méritos producto del esfuerzo? La verdadera democracia y justicia consiste en abrir las oportunidades a quienes quieran aventurarse en ejecutar sus proyectos. La verdadera democracia y Justicia previene la creación de los monopolios en pro de la libre competencia.

También resultan preocupantes las arremetidas contra los cambios en el impuesto a la renta. Este tipo de gravámenes no son más que el fruto de su "lucha" por la igual real y la justicia social. Pues agrandar al Estado para garantizar todo lo que se les ocurra como derecho- sin reconocer el gigantesco esfuerzo social que acerera realizar las innovaciones que nos facilitan la vida- conlleva a la necesidad de aumentar la base de ciudadanos que deben sufragar este tributo.

Y como el discurso es de odio y resentimiento en contra de quienes se esfuerzan para ser exitosos, el resultado es que no existan incentivos para generar riqueza ni empleo y por ende los híper mega ricos de un sistema que busque la igualdad real redistribuyendo la riqueza van, a ser quienes devenguen 8 millones de pesos mensuales.

Lo que algunos reciben si haber echo esfuerzo, otras personas se debieron haber esforzado para conseguirlo, pero si el fruto del esfuerzo es quitado de quienes lo han hecho, en el futuro tendrán menos incentivos para seguir esforzándose. La riqueza no se aumenta dividiéndola.

Si queremos que bajen los impuestos, debemos ser consientes que los derechos no son gratuitos y por ende no se nos deben ser otorgados porque si. Para mejorar: la salud, la prestación de servicios públicos, la cobertura de internet, las telecomunicaciones. Debe existir un gran esfuerzo social que acarrea una gran cantidad de costos, asumidos en ocasiones con el riesgo de obtener un mal resultado por los estudios e investigaciones realizadas.

El discurso progresista pretende obligar a dividir los frutos del esfuerzo por igual, sin dividir los fracasos que acontecen por tratar de conseguir el éxito. Es más beneficioso para la sociedad que se mejore el acceso a las oportunidades para generar más gente exitosa, que dividir la riqueza porque nos parezca injusto que unos ganen más que otros.