Mercenarios de la educación

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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Cuando apreciamos la condición humanística de algunos estudiantes que llegan a las instituciones de educación superior en nuestro país, advertimos inmediatamente la verdadera magnitud de la problemática educativa y social en Colombia, la última, indudablemente, consecuencia de la primera.

Cuando percibimos la calidad de humanismo de los jóvenes que deambulan sin rumbo fijo por las aulas de clases, comprendemos, de una vez por todas, lo que sucede en nuestro país, y entendemos claramente cuál es el origen o la causa real de aquellas cosas que nos conducen a vivir en medio de una sociedad descompuesta y corrupta.

Cuando apreciamos directamente el hecho por el cual, nuestra juventud decide involucrarse en un sistema de cosas en el que el dinero y el afán de riqueza sobrepasa los límites sublimes que se forjan al interior del ser humano de calidad, discernimos sin lugar a dudas acerca de aquello que se alcanza a observar de aquel proceso formativo pobre, paupérrimo y decadente que se filtra entre los tejidos vitales de una sociedad condenada al fracaso.

La herencia de esa educación insana y precaria que reciben los jóvenes colombianos durante su proceso formativo elemental y medio, es recepcionada tristemente a nivel superior, nivel éste, en el que lastimosamente estos jóvenes acrecientan aún más sus deficiencias morales y éticas, por causa del entorno indecoroso en el cual empiezan a desenvolverse.

No es el aula de clases el medio primario en el cual, se desenvuelven los jóvenes estudiantes de hoy, sino que los billares, las tabernas, los casinos y otro tipo de sitios alejados de las buenas costumbres son su principal fuente de inspiración. No es la lectura el mecanismo esencial y más esperado por los jóvenes de la actualidad para acondicionar su propio proceso formativo, sino que la parranda, la vida buena y descomplicada, así como el desinterés absoluto demostrado para asegurar el bienestar de los demás es su principal motivación.

Una sociedad turbada como la nuestra, no tiene su origen en la indiferencia que manifiestan los estudiantes de hoy día por aquellas cosas que procuran la construcción de un mundo mejor, sino, por la escasa importancia que un estado pusilánime, un sistema político y educativo mediocre, y una familia desentendida y cínica han dado al proceso formativo de la juventud de principios del tercer milenio.

Realmente no es esa juventud la culpable de lo que sucede en la Colombia corrupta en la cual vivimos, sino, todo un sistema parasito y tendencioso que alimenta los deseos indiscriminados y perversos de facilismo y el afán inmoral por acumular riqueza, los culpables.

Basta con mirar el tipo de directivos que encausan las políticas organizacionales de algunas (Ojo algunas) instituciones, no, instituciones educativas no, más bien negocios de la educación en Colombia, para percibir el grado de descomposición de nuestro sistema formativo, y el de la sociedad principalmente.

Ya no son directivos de carrera los que dirigen ese tipo de instituciones, sino, verdaderos mercenarios de la administración, las finanzas, o el campo de los negocios con ínfulas de emperadores, los que conducen los hilos y los fundamentos que persiguen, dicen por ahí estos mercenarios, la construcción de un mundo mejor y más justo, y además, la formación integral de los seres humanos del mañana. Puro cuento, eso no lo cree nadie.

Ya no es rector de la escuela o colegio, sino su majestad el administrador el que pretende la maximización de las riquezas preferentemente, por sobre la maximización de la calidad formativa y humanística de aquel niño o niña que acoge su institución. Ahora, si Lord administrador ríe, todos ríen, y si a ese señor se le da por estornudar, todos deben estornudar. ¡Ave Cesar!, o más bien ¡Heil Hitler! Qué ridiculez. Vamos maestros, dediquemos más tiempo a formar y educar, y menos a…

Lo dicho, estos señores con más títulos que el príncipe de Gales han llegado al entorno educativo colombiano para negociar con la vida de aquellos en quienes el resto de la sociedad confía poner su destino. Parece ser, que "La Educación hoy día, es un Negocio Redondo". ¿Qué piensan ustedes, educación o negocio?



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