El villano Angelino

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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Ojeando y ojeando decenas de comentarios, algunos sanos y respetuosos otros no tanto, publicados en internet, me encuentro diariamente con el tema del villano Angelino Garzón.

Que el vicepresidente no debe ni puede hacer oposición dicen unos. Que la Vicepresidencia no es una plataforma para discrepar con las políticas de gobierno, dicen otros. Existen también los que, un poco más atrevidos, le piden al Vicepresidente que renuncie. Y lo mejor de todo, los mismos sindicatos, desechan la labor de este hombre que surgió del mismo lugar del cual los dirigentes sindicales han salido, pueblo y más pueblo, o ¿de dónde salimos la mayoría?, del pueblo por supuesto.

Aunque sé, y esto no es necesario que me lo recuerden, cada quien tiene derecho a expresar sus ideas, y sentar su posición y su punto de vista sano y respetuoso frente a la discusión bien formulada de los asuntos que interesan a la gente de mi tierra, y a mi querida Colombia, y aunque sé que cada quien tiene derecho a expresar la realidad que se percibe como la percibe, no comparto la opinión que se ha formado en torno del Vicepresidente Angelino Garzón. Y para que lo sepan, no soy sindicalista, uribista, liberal, conservador, y mucho menos izquierdista o de la ultra derecha como ahora un montón de locos acostumbra a decir para polarizar aún más al país.

Mi principal argumento, si acaso desean conocerlo: Los verdaderos funcionarios públicos, es decir, los que realmente se preocupan por los asuntos que afectan, favorable o desfavorablemente, a la gente y a la comunidad que sufre y llora por causa de las desigualdades y las injusticias, los verdaderos funcionarios públicos, y en esto quiero hacer especial énfasis, los funcionarios honestos y correctos, no andan tragándose las palabras porque los jefes así lo quieran. No, estos hombres y mujeres, honestos y correctos, se interesan más por los dolores y los sufrimientos de la gente, que de las barrabasadas que cometen los que tienen la sartén por el mango.

¿Quién dijo que el señor Santos, con todo el pergamino que tiene y con toda la sabiduría que exterioriza no se puede equivocar?. Claro que si, ¿acaso no somos seres humanos?. Ante las fallas y las equivocaciones de los jefes, que de hecho no se la saben todas, es necesario que personas aterrizadas, primeramente llamen su atención en privado y después, si es necesario, al oído de todos.

El objetivo fundamental de todo empleado público es el servicio a la comunidad. El objetivo y la misión de toda persona que se sienta verdaderamente un servidor público, es ese, servir a la gente, a las miles de personas, ricos y pobres, que pretenden mejores condiciones de bienestar y calidad de vida.

Ahora no me vengan con el cuento que los ricos no entran en ese negocio, porque ellos han desangrado al pueblo que llora. No me salgan con eso, (ojo y no soy millonario, soy un hijo del pueblo a quien también le ha tocado sufrir, y de hecho sufre como todos ustedes) porque todos somos seres humanos y deseamos cosas mejores para asegurar la subsistencia de la humanidad, y para alcanzar la felicidad que todo hombre y toda mujer anhelan.

El servidor público honesto no trabaja para un partido o movimiento político, para una casta social en particular o para asegurar los intereses de su jefe, no. El servidor público honesto trabaja para asegurar el bienestar de todo un pueblo, de todo el conglomerado social y humano que desea vivir a plenitud y felicidad.

Trabaja para una comunidad que lo necesita sin distingo de razas, pensamiento político, filosófico, o económico, ideología o género. Trabaja para servir a la gente en general. La misión de todo ser humano es servir, y en eso estoy de acuerdo con el gran maestro que habló a su gente, a su pueblo y a toda la humanidad hace dos mil años.

Incluso, hasta con quien nos mira desde lo alto, discrepo en muchas cosas que considero injustas, sin embargo, diariamente le pido vehementemente que nos de claridad y sabiduría a todos, a los colombianos y a los que no son colombianos, para que podamos ver la realidad claramente. No somos de un partido político, de un equipo de fútbol, o de una escuela de pensamiento en particular, sino, seres humanos que sufren y se duelen de las injusticias y de la locura de aquellos que no entienden que lo más importante para el hombre, es trabajar por sus semejantes. ¿Usted qué piensa?



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