Y la mula parió

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



No me las voy a dar de científico, pero quiero explicar que mulos y mulas son animales híbridos resultantes del cruce entre yeguas y burros, pero cuidado con confundirlos con los burdéganos, hijos de caballos y burras.

El caso es que los mulos son siempre semiestériles, mientras que las mulas, caros amigos, son estériles casi siempre y se dice casi siempre porque ovulan, tienen períodos de celo y dan leche y no paren por razones genéticas aunque en contados casos pueden crear óvulos que pueden ser fecundados.

Se cuentan historias curiosas sobre la esterilidad de estos jamelgos, que van desde la leyenda que insinúa que las tales mulas no paren porque Dios dizque maldijo a la que estaba en el portal de Belén que, a diferencia del buey, no se acomidió a calentar con el cuerpo y el resuello al Niño Jesús, o por una cuestión genética relacionada en general con la incapacidad de engendrar óvulos fértiles, como consecuencia de la recombinación de cromosomas.

En la antigua Bogotá con su tranvía se decía "que paren las mulas, que pare el tranvía, la mulas no paren, que pare el tranvía". Así y todo cualquier día "en algún lugar de la mancha", y fué cierto, ocurrió el milagro. Una mula parió, extraña particularidad que confirma la regla y el imaginario ha supuesto que los partos de mulas deberán ser demorados en demasía, hasta el punto de haber acuñado aquel dicho que reza: "más demorado que parto de mula" significando que algo tarda en exceso.

El refrán viene como anillo al dedo a la tardanza del presidente Santos para dar a conocer la recomposición de los ministerios, acostumbrados como estamos a que cuando se desata una crisis ministerial, aquí o en la amodorrada África, están listos los reemplazos. Con Santos no es así, fomenta la crisis para apenas si comenzar a cavilar cómo habrá de solucionarla. Como ciertas medicinas, es de efecto retardado, faltándoles mucho de dignidad a los ministros renunciados para mandar al carajo las carteras ante la exótica e inicua demora.

La opinión pública aterrada, al punto de la rabia, está a la espera de saber cuándo termina el parto la mula y esto sí que le va a restar puntos al gobernante en la próxima encuesta, porque a Santos ya no se le perdona ni media, menos cuando ha mostrado el cobre de enredado e inseguro para lidiar con asunto tan elemental como el de la nominación de ministros.

Ahora recuerdo al 'sabio' doctorcito Manuel Antonio Goyeneche, que siempre enantes de inscribir cualquiera de sus sucesivas candidaturas presidenciales ya tenía listos los 'ministros', uno de los que yo recuerde el 'milagroso' doctor José Gregorio el de aquí, no el de allá. Por mucho menos el senado del Paraguay despidió al obispo Fernando Lugo. Pero aquí no, hay mermelada de por medio.

Bendito sea el día que podamos exclamar jubilosos: ¡y la mula parió!

Tiro al aire: como están las cosas, el presidente Santos va a necesitar la inspiración y el auxilio de doña Regina 11 y del "indio amazónico" que lo consigue en la plazoleta de Las Nieves.