Los dolores de mi pueblo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



Después de este corto receso, hoy regreso hasta ustedes amigos lectores, un tanto avergonzado por no presentar la segunda entrega del artículo Rio nos espera, pero, debido a razones ajenas a mi voluntad fue imposible mostrar lo que respetuosamente se había preparado para esta semana. Sin embargo, prometo que en días próximos, por algún medio alterno, publicaré aquello que se había prometido para que conozcan el desenlace de una historia, hasta ahora inconclusa. 

Hoy, no obstante, me voy a dedicar a contar algunas cositas dolorosas de mi pueblo, situaciones que ocurren desafortunadamente por causa de la ineptitud y la ineficiencia de los gobernantes y dirigentes locales. 

Además de la violencia indiscriminada que azota las calles de mi querida ciudad, violencia que tiene su origen, como todos saben, en el fenómeno narcoterrorista auspiciado por las Farc y sus amigos de cuello blanco, el paramilitarismo y la delincuencia procedente de otras regiones del país, los samarios y magdalenenses deben luchar contra la injusticia, la pobreza, la ausencia de liderazgo y la falta de pertenencia que demuestran, con su ciudad, sus dirigentes.

Basta con observar no más, lo que ocurre con las desacertadas actuaciones de los honorables concejales y el alcalde de Santa Marta. Si de meter zancadillas, trabas y llaves para imposibilitar al adversario ejecutar su mejor movimiento, y entorpecer el trabajo bueno que se puede realizar a favor de la gente, estos señores son los campeones. Parece que sus nombres fueran Gerardo Bedoya, Fabián Vargas, o Pepe de Real Madrid. ¿Qué es lo que sucede con este tipo de personajes indeseables que atormentan y martirizan al pueblo con disputas indecentes, con las cuales pujan por el poder sin límites, sin pensar siquiera un instante en el pueblo que sufre?

Mientras estos señores, cargados de soberbia y falso orgullo se enfocan en una lucha insana de poder, el pueblo sigue sufriendo en la ciudad de todos y de nadie, porque la verdad es que a nuestra querida Santa Marta son pocos los que la quieren y respetan.

Basta con ver cómo, cualquier lluviecita que caiga sobre la ciudad inunda los barrios y corregimientos en un dos por tres, y deja a la gente tragando agua.

Sí en esos términos quiero referirme. Con todas las calles inundadas de agua, por supuesto, basuras, y además alcantarillas rebosantes de aguas negras es fácil contraer algún tipo de enfermedad infecciosa, o padecer de los pulmones por causa de los malos olores que atacan en cada esquina y rincón de Santa Marta, especialmente, a las personas que deben, por una u otra razón, transitar por el centro histórico y las zonas aledañas a la sociedad portuaria. ¿No debería ser acaso más importante para nuestros queridos dirigentes preocuparse por los problemas que aquejan a la comunidad, que dedicarse a entorpecer el trabajo de los demás? estoy seguro que sí. ¿Ustedes que piensan?

Y que me dicen acerca del montón de cráteres que abundan por cada una de las calles y avenidas de la ciudad más antigua de Sur América, bueno si a esas trochas se les puede llamar así. ¿Hasta cuándo vamos a tener que vivir con este doloroso mal? Recuerden señores dirigentes, sirven a una comunidad que espera de ustedes lo mejor, es preciso por ello, que saquen de lo más profundo de su corazón algún rasgo de cordura y bondad, si es que la tienen, porque lo que Santa Marta necesita es gente que desee trabajar por ella a conciencia y con honestidad, y no personajes que únicamente busquen alimentar su ego enfermizo.

¿En cuanto al espacio público y las vías peatonales qué? Si por allá llueve, por acá no escampa. Basta con echar un vistazo a las inmediaciones del Parque Sesquicentenario, la Carrera Quinta, y todas las calles de la ciudad para ver la realidad. ¿No ven acaso la cantidad de chazas, kioscos, escombros, ventas de minutos, talleres de motocicletas, autos y camiones, y hasta, este es el colmo, casinos de macana en esos andenes impidiendo el tránsito normal de los peatones?¿No lo ven señor alcalde y señores concejales? Ojo porque el pueblo sí los está viendo a ustedes.

Sé que muchos se van molestar por esto que estoy hablando, pero lo que es cierto, es que a Santa Marta pocos la quieren, y además, mi deber es decir la verdad, al fin y al cabo no soy amigo ni compinche de ninguno de ellos, y si lo fuera también se los diría.