Víctima del Principio de Peter

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Coincido con aquellos que pedían que se fuera el Ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón. Esto hubiera sido lo mejor para el país y para él mismo. 

Es incomprensible que Santos no le hubiera hecho ese favor a su pupilo. 

Yo quería que Pinzón se fuera, pero de vuelta a viceministro, que es donde mejor puede servirle al país y a las fuerzas armadas.

Entiendo la parte humana y de lealtad del Presidente Santos, que siente que de alguna manera tiene que recompensar al ministro Pinzón, por los logros obtenidos en el Ministerio de Defensa; y por qué no decirlo, tal vez Pinzón, con toda razón, siente que se ganó el derecho a ser ministro.

Problema complicado, pero creo que Santos y Pinzón, no conversaron honestamente sobre donde es que los talentos de Pinzón pueden ser mejor utilizados.

En mi opinión, Santos prescindió de un viceministro estrella y capaz, para hacerse a un ministro mediocre. Metiéndole un poco de teoría al asunto, Pinzón es la víctima más reciente del Principio de Peter; es decir, fue promovido a su nivel de incompetencia. Error que Santos no podía darse el lujo de cometer, y menos en estos momentos críticos para el futuro del país.

Si Santos quiere llevar a feliz conclusión un proceso de negociación con las Farc, necesita de su mejor gerente de guerra, y ese gerente es sin duda Pinzón.

Pinzón como viceministro de Defensa, demostró ser una persona talentosa y excepcionalmente dotada para la parte operativa y estratégica de la guerra. Considero que ahí es donde lo necesita Colombia.

Ser Ministro de Defensa es cosa de políticos. Por esto a Pinzón se le ve incómodo en el puesto. El cargo de ministro es para lidiar con ese zoológico llamado Congreso y su rica fauna, y para que sea la persona de relaciones públicas frente a los medios y compañeros de gabinete, entre otras labores.

¿A quién carajos se le ocurriría sacar a Pelé o a Maradona del partido, cuando están haciendo lo suyo, para ponerlos a dirigir a sus compañeros? Supongo que a un jugador de póker.

La consecuencia nefasta es que ya como ministro de Defensa, Pinzón no puede enfocarse en lo que sí podía cuando era viceministro. Ahora, pasa demasiado tiempo en relaciones públicas y frente a los micrófonos. Con el agravante de que sus talentos no son transferibles al vice de turno.

Aquellos que entienden de estrategia, sobretodo la militar, saben que los grandes estrategas son especies muy raras, y que cuando se da con uno, hay que aprovecharlo al máximo. Esto puede ser la diferencia entre la victoria y la derrota, o en el caso colombiano, entre una negociación exitosa o fracasada con las Farc.

De hecho, cuando los Estados Unidos se estaban preparando para atacar a Saddam Hussein, pasaron mucho tiempo planeando la estrategia de guerra y la colocaron en simuladores con los posibles resultados. Para probar el plan, contrataron a un General prestigioso ya retirado, para que jugara la parte de Iraq. Para sorpresa del gobierno americano, el General solo, derrotó en el juego de guerra a los Estados Unidos, es decir, había ganado Iraq. Obviamente, esto sucedió porque el general era un brillante estratega, y tenía suficiente experiencia y conocimiento para vencer a los simuladores. De esto son capaces los estrategas.

No sé si se puede, o si las partes quieran, pero lo lógico era, todavía es, que Pinzón haga lo que sabe hacer mejor y en lo que tiene más talento: viceministro.

Es preferible ser recordado como el viceministro que gerenció la guerra y determinó el fin negociado del conflicto armado en Colombia, a ser recordado como un ministro mediocre, que pasó por la historia de Colombia con más pena que gloria.

Pinzón se ve un hombre sencillo, aplomado, que creo no sería reacio a retornar al viceministerio. Creo que es de esas personas que tiene claro que los servidores públicos deben ser soldados de la Patria, y deben servirle al país donde los necesiten.

Debe el Presidente Santos recordar, que para lograr la paz, hay que estar preparados para hacer la guerra, y la ratificación de Pinzón como ministro de Defensa parece no tomar esto en cuenta.