La soledad del ministro

Columnas de Opinión
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Los constantes enfrentamientos entre el ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo y los dirigentes de la producción agro industrial y pecuaria del país, no tienen antecedentes en la historia de la administración pública de Colombia.

A la reciente pugna con los empresarios del sector arrocero del país por la falta de una política arrocera integral, se suman las confrontaciones que ha tenido con ganaderos, avicultores, cacaoteros, productores de leche, cafeteros, algodoneros, empresarios palmeros, floricultores, bananeros, cultivadores de frutas, etc, etc, etc. Ni que hablar de la deficiente comunicación que maneja con la Junta del Banco de la República y los congresistas de las comisiones quintas de Cámara y Senado. No entiendo como puede gobernar en este aislamiento.

En los distintos foros y congresos gremiales se siente la molestia de los productores del campo con Restrepo por la ausencia de políticas coherentes que resuelvan los problemas coyunturales del sector, tales como: La falta de planeación, ejecución y coordinación de los programas de incentivos a la producción, el desarrollo de la agricultura familiar campesina como núcleo básico para mantener el empleo del sector, el desarrollo rural y el equilibrio territorial.

La terquedad del ministro Restrepo, está dando al trasto con su carrera política y con la economía agropecuaria del país. No hay un solo programa funcionando eficientemente y que tenga un gran impacto en la recuperación de la actividad productiva de nuestras regiones.

O ¿cómo explicar, que después de dos años de millonarias aplicaciones de recursos ($ 2.8 billones) en inversión publica al sector y más de $ 9 billones en crédito rural no hayamos sido capaces de incrementar significativamente el área cosechada, las exportaciones y los rendimientos de nuestros productores del campo? Con el agravante de que algunos de los importantes logros alcanzados en el agro colombiano, ocurrieron más como consecuencia del empuje de productores visionarios del sector privado, que de los ineficaces instrumentos de ayuda al sector implementados a través del programa Desarrollo Rural con Equidad - DRE -.

Hoy dos años después, no han reforestado las 300.000 hectáreas de las 600 mil prometidas en el Plan de Desarrollo 2010-2014, los recursos de asistencia técnica los están feriando en las alcaldías, los distritos de riego no se ven por ningún lado, el Banco Agrario bajó al 38% la participación de los créditos al sector (la banca privada esta colocando el 62% restante), se desaceleró el crecimiento anual de los cultivos de tardío rendimiento por la desacertada decisión de quitarle los incentivos a las alianzas estratégicas entre empresarios y pequeños campesinos, se han introducido al país mas de un millón de toneladas de arroz de contrabando, los cafeteros han reducido sus ingresos en un 40%, los ganaderos ya comenzaron a ver las caídas de los precios de la leche y la carne por las importaciones subsidiadas desde los Estados Unidos, los algodoneros no tienen una política clara de comercialización y la revaluación le ha mermado la rentabilidad a los bananeros y floricultores.

Ministro Restrepo, cuando a uno las cosas no le salen bien, es mejor cambiar de estrategia. No es prudente seguir gobernando con el retrovisor en el escritorio, porque más temprano que tarde fracasará. La próxima protesta no será de 20 mil caficultores del eje cafetero, sino, de los 11 millones de productores del campo de todo el país. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Presidente Santos, hay que ponerle un poco mas de atención a este tema por lo complejo que puede ser para el desarrollo de un sector en el cual están cifradas grandes esperanzas.