El conservatismo rojo

Columnas de Opinión
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Debo admitirlo. El partido conservador que fundó Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro en 1849, ha quedado rezagado en segundo plano jugando un papel de comodín en la política nacional.

Es lamentable que en los últimos treinta años solo haya tenido dos presidentes de la República de Colombia. Belisario Betancourt en 1982 y Andres Pastrana en 1998. Actualmente, solo se tiene representación en la gobernación del Putumayo y las alcaldías de Mocoa, Montería, Popayán y Manizales en coalición con el partido de la U.

A pesar de ser la segunda fuerza en el Congreso de la República (después del partido de la U) con 22 senadores y 36 representantes a la cámara, no ha sabido ejercer un verdadero liderazgo en las pasadas legislaturas. Por el contrario, sus mayores exponentes en el Congreso de la República, Juan Manuel Corzo, Hernán Andrade, José Darío Salazar y Eduardo Enríquez Maya (El padre de los micos en la fracasada reforma a la justicia), son quizás, los políticos mas cuestionados del país por supuestos actos de corrupción en Cajanal, carrusel de notarias y la Dirección Nacional de Estupefacientes entre otros. Las investigaciones por enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias se encuentran en manos de la Procuraduría y la sala penal de la Corte Suprema de Justicia. Que bonita familia!

Lo más lamentable y desafortunado de este triste panorama, es que la junta de parlamentarios del partido conservador haya designado al senador Andrade como vocero del partido ante el Senado de la República a sabiendas de estos antecedentes. Menos mal que Andrade fue consciente y renunció. Ya lo tenían listo para la foto.

A excepción de las excelentes iniciativas del parlamentario David Borguil del departamento de Córdoba, la labor legislativa y el control político del conservatismo ha sido muy pobre. Proyectos de ley como la reforma al reglamento del Congreso, el trillado impulso al microcrédito, la ley de Desarrollo Rural -que de política agropecuaria no tiene nada- y la regulación de compra de tierras por parte de extranjeros, son iniciativas sin gran impacto social.

Esto sin contar, con los absurdos proyectos de ley, como la rebaja de penas a los presos del país y el subsidio a la gasolina para los congresistas presentado por el anterior presidente del Senado, Juan Manuel Corzo. Que horror! No existe la menor duda, que el partido conservador necesita urgente un cambio en la dirigencia de la colectividad tal como lo ha planteado el ex presidente Andrés Pastrana.

Es hora de un relevo generacional para poder aplicar de verdad la reingeniería que se viene trabajando desde la comisión de notables y agilizar la reestructuración de los estatutos del partido.

Hago pues, un llamado a los jóvenes del país a que consolidemos un conservatismo de avanzada ya que muchos de los tradicionales congresistas no han sabido interpretar los cambios que la sociedad exige de la colectividad. El conservatismo de hoy debe estar dedicado a la gestión en lo social y a promover la ética y la moral. Pienso que hay que sacar el partido de las cavernas y ponerlo a discutir con mente abierta -y no con el silicio del Opus Dei amarrado a una pierna-, los temas sustanciales que preocupan a la sociedad de hoy, tales como el matrimonio homosexual, aborto, consumo de droga en dosis personal, etc., etc.

En la actual coyuntura política del país, el conservatismo debe rodearse de gente valiosa para liderar esta revolución democrática. Que bueno seria, que conservadores de la talla de Luis Alberto Moreno, actual presidente del Banco Interamericano de Desarrollo -BID-, tomara las riendas de este Conservatismo Rojo.