Pa'lante, Santa Marta

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



Santa Marta: ¡feliz cumpleaños!, día hoy para recordar, en especial en una ciudad que como tú estás cargada de historia y de historias.

Sin embargo, con las inmensas posibilidades que se te abren hoy ante el Caribe y ante el mundo, es un día para pensar más en tu futuro, en lo que se viene para ti, Santa Marta, ciudad dos, tres y 487 veces santa. No nací en tu regazo pero te escogí para vivir en él y desde hace más de cinco años me refresca -a veces zarandea- tu Loca briosa, me entibia -a veces calcina- tu sol dorado y me remoja -a veces empapa- tu mar inmenso. Yo sé que mi Medellín del alma comprende este adulterio porque sé llevar con pasión equitativa ambos amores.

Durante estos 487 años te han sucedido miles de cosas; incluso antes de que don Rodrigo te fundara ya habían ocurrido muchos sucesos en tu territorio, pero hoy quiero contarte que te pasarán muchas cosas más, como de hecho están sucediendo ya. Tu cabello, tu piel, tu aliento, tus vestiduras, tus huesos están cambiando sin que tu alma se altere, como debe ser. Cambias porque los alisios te traen los nuevos aires de una globalización ya sí real y positiva, cambias porque el resto del mundo y de Colombia está buscando espacios como el que tú ocupas, cambias porque tu gente está empezando a cambiar.

Creces con creces. Pero no te angusties, la ropa no te quedará chica, las arrugas no te surcarán y los achaques de los años no te debilitarán. Tu vejez es de vino y de ron, Santa Marta. Debes prepararte más, sí. Tus nuevas ocupaciones y tus nuevos y más numerosos visitantes requieren que vayas modificando tu forma de ser.

Recuerda no olvidar tu mar ni tu Sierra, pues son tus más grandes tesoros. Pero no olvidar tu mar ni tu Sierra implica unos samarios renovados y adaptados al nuevo Planeta, unos habitantes que se ubiquen en el Caribe, en Colombia y en el mundo desde su tierra, orgullosos, optimistas, conscientes de las riquezas que poseen y de sus posibilidades, y seguros de que las cosas que no marchan bien pueden modificarse. El nuevo samario que requiere la nueva Santa Marta debe tener la frente en alto, la actitud optimista, la mente presta y el corazón abierto. Dios te salva ciudad dos veces santa, pero los samarios debemos ayudar también para que Dios nos ayude.

Los samarios de nacimiento y por adopción, debemos comprender algo que se les pide a todas las ciudades del mundo con vocación de destino de viajeros, de turistas y de comerciantes: la ciudad es una casa del mundo, y los samarios debemos mantenerla limpia, alegre, acogedora, útil y amable. Claro, es también nuestro hogar y más, pero esa característica de ser también la casa de paso de mucha gente y tener que compartirla nos da un agregado: esa gente asimila nuestra alma, nuestros dolores, nuestras carencias y nuestras alegrías, y por tanto se convierte en nuestra embajadora y promotora ante el mundo, o en nuestra detractora… Además, cambiamos alegría, belleza y cultura por lo que esos visitantes producen con su trabajo en sus tierras. Es un trueque justo, que ambos debemos cumplir con vocación y entusiasmo.

Eso que llaman desarrollo se nos vino ya, y seguirá llegando. De tus hijos depende que sea avalancha destructora o dulce Nilo de riquezas. Pero tenemos la fortuna de conocer lo que ha sucedido con otras ciudades similares, vecinas incluso, que no estaban preparadas para ello y ese desarrollo las atropelló; han ido resurgiendo pero a un gran costo.

A ti no te pasará eso. No dejarás perder tu esencia de ciudad intermedia -tamaño ideal en todo el mundo-, no dejarás que te sigan matando tu naturaleza y recuperarás la que te han rapado y destruido no solo los viajantes sino tus mismos habitantes. Ordenarás tus venas, tus lugares, serás tú la que decida utilizando el acumulado de sabiduría de tus indígenas, de todos tus ancestros y también las enseñanzas que aprendes del mundo. Y eso hará que acojas de la mejor manera a quien llegue y que quien llegue te cuide, te respete y te mejore.

No vamos a vender naturaleza ni paisaje, eso no es turismo ecológico. El turismo ecológico no es ni siquiera contemplativo, es un turismo activo que debe dejar un saldo de enseñanzas y de recuperación. Ni siquiera sirve que sea solo sostenible porque el daño ya hecho es un mordisco doloroso que debemos reponer y sanar. Ese turismo ecológico no es pasar por un sendero y mirar un paisaje o un horizonte y adiós. Es más que eso.

Y también se incrementará el comercio, llegó el TLC: vendrá mucha más gente a posarse en tu puerto, a traer mercancías y a llevarse otras. Pero no te debes permitir ser solo un sitio de parqueo o de paso. También, pero con cuidado, albergarás industrias, residencias, casas de comercio y oficinas. Y a los que vienen de paso debes incitarlos a que se sientan samarios también durante el tiempo que estén aquí, a que dejen más de lo que les obligan las leyes, y eso solo lo harán si sienten amor por ti, y ese amor se los harás sentir tú con tu coquetería y poder de seducción, tu buen trato y tu exigencia amable, claro. Intenta no llamarlos o pensarlos transeúntes o pasajeros, intenta llamarlos y sentirlos "samarios por uno o algunos días".

El progreso o el desarrollo no son solo dinero y más dinero, ni obras, ni crecimiento en infraestructura ni extensión. El progreso ya sabemos qué males puede dejar si solo es visto desde un lado. No. Es integral, hay progreso económico, sí, pero es también el progreso humano, la felicidad de quienes vivimos en tu seno, Santa Marta. Sin duda que estás creciendo, pero ese crecimiento no debe ser solo físico, también debes crecer en calidad, calidad de vida tanto por quienes residen en ti como para quienes vienen fugazmente.

Eres la ciudad de las oportunidades de frente a los demás puertos del Caribe: cada uno tiene su esencia, su vocación según sus características. Tu tienes las tuyas, propias, nadie te las va a quitar, pero debes vociferarlas y mejorarlas.

Sin duda te hacen falta muchas cosas como sucede en todas las ciudades y sucederá siempre sea cual fuere su tamaño y desarrollo. Sin embargo, hoy es tu fiesta de fundación y cumples años en un momento clave porque te abres al mundo como nunca. No se trata del azar, se trata de múltiples condiciones que te están catapultando en el ámbito nacional, del Caribe y del mundo.

Eso si: la gente necesita llegar a ti, Santa Marta. Por eso se deben agilizar la construcción de tus vías terrestres y en especial, ojo con el aire: Una acción pronta e indispensable es tu aeropuerto. Por el aire llega la gente del mundo y tu aeropuerto no es hoy suficiente. Tú puedes mejorar mucho, pero si no hay cómo llegar es imposible que venga más gente.

Tantas cosas necesitas…, ampliar y mejorar tus conductos subterráneos, exigir que el carbón pase sin herirte más, entrar en el mundo de las tecnologías para todo, mejorar el sentido de pertenencia, pero un sentido de pertenencia inteligente que te haga mejor, no egoísta ni pendenciera. Todo eso está llegando, te lo aseguro, a veces caes en el pesimismo y está bien que haya quejas, siempre y cuando sean para mejorar.

Eres de destinos múltiples: naturaleza y geografía exuberante y diversa; historia para contar; cultura que reverbera en todas las artes; comercio y turismo; y vendrá mucha más historia que exigirás sea responsable. Feliz cumpleaños Santa Marta, felices primeros 487 años, y felices los centenarios que vendrán.