El precio de elegir mal

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La misma pregunta se hace quizás muchas veces al día en todo el mundo. La pregunta es válida y surge cuando miramos alrededor y vemos un mundo plagado de hambre, miseria, pobreza, tragedias naturales, guerras, y muchas otras cosas. Es entonces cuando nos preguntamos ¿dónde está Dios que permite todo esto? ¿Existe Dios?

Nuestra Iglesia Católica, enseña que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, y aunque esto tiene muchas connotaciones, la que viene al caso es la del libre albedrío. Si hay algo que nos hace semejantes a Dios, es la libertad para elegir.

Nuestros padres Adán y Eva escogieron mal, y esto trajo como consecuencia que la muerte y todas las cosas malas entraran a la historia del hombre.

En ese momento, se produjo un cisma cataclísmico que afectó toda la creación, y a nivel del hombre se produjo una dicotomía entre el alma y la carne, en la que la carne dejó de estar sometida al corazón puro del hombre originario.

Las consecuencias del pecado personal y colectivo son terribles, y no tanto por todo el desajuste y dolor que ocasionan en nuestra experiencia fenoménica sino por las consecuencias que trascienden nuestra historia humana y que son eternas. La mayoría del dolor y sufrimiento humano son consecuencia del pecado, que no es otra cosa que la desobediencia a la voluntad de Dios. Jesús mismo vino a mostrarnos el camino para redimirnos, pero nos resistimos a seguirlo.

Los médicos utilizan el término somatizar, para indicar aquello que siendo emotivo o psíquico, se manifiesta de manera visible. Esto prueba la estrecha relación que existe entre nuestra parte invisible (alma) y nuestro cuerpo. Analógicamente, el pecado individual y colectivo tienen manifestaciones visibles y terribles, como las mencionadas al inicio, que nos llevan a cuestionar la existencia de Dios.

Para constatar lo dicho, observemos cuidadosamente a aquellas personas llenas de odio o de cosas peores, y notaremos, que enferman y comienzan a tener una y miles de enfermedades. Y si miramos las sociedades más pobres, notaremos que tienen una historia de varias generaciones viviendo en pecado. Elegir mal y elegir el mal, tiene un precio alto. Dios no nos va a salvar en contra de nuestra voluntad.

Para completar, no es cierto que el hombre moderno tienda a ser monoteísta. El primer mandamiento judeo-cristiano es amar a Dios sobre todas las cosas, y aunque muchos no lo sabemos, violamos este mandamiento a diario. Nuestros dioses son el poder, la fama, el dinero, la ciencia, otras personas, etc. ¿Cuántas horas a la semana le dedicas a Dios?

Aunque cueste creerlo, las consecuencias dolorosas del pecado tienen una dimensión positiva que consiste en una invitación a que enmendemos nuestras vidas. Es como meter el dedo en la llama de una vela, el dolor es para que no nos quememos.

La respuesta de fe, es que Dios si existe pero respeta nuestra libertad. Cuando rezamos el Padre Nuestro, decimos "venga a nosotros tu reino", y con esto estamos pidiendo que reine Dios en nuestras vidas y en la vida de todos. Y no estamos solo clamando por la segunda venida de Cristo sino para que Cristo reine aquí y ahora en nuestras vidas.

Muéstrenme el pueblo más desgraciado y miserable, que esté dispuesto realmente a convertirse, y que se convierta de verdad, y verán a Dios y su misericordia. O mejor, hágalo en su propia vida, y me cuenta.

La solución a todos los problemas que nos hacen dudar que Dios exista, es seguir el camino que Jesús nos mostró. Si tenemos dudas sobre cuál es ese camino, meditemos sobre el misterio del Amor, el misterio de la Cruz, y sigamos las enseñanzas de la Iglesia Católica.

Pero como somos tercos, si aún queremos cuestionar las posiciones de la Iglesia Católica, por lo menos estudiemos y entendamos su doctrina y sus razones. La Iglesia Católica sabe lo que dice y porqué lo dice, y si no tenemos el tiempo o las ganas para entender, entonces obedezcamos. Tomemos el camino seguro.

Recordemos que Jesús dijo: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Cualquier otro camino, hace que la historia del hombre y de los hombres sea una sumatoria de ceros.