El Coronel Juan José Rondón cobra importancia sustancial en nuestra propia historia por haber sido quien definió la batalla a nuestro favor en el pantano de Vargas con su ejército de cincuenta valientes llaneros a caballo, que arrasaron el flanco enemigo del general realista Barreiro, en un momento oportuno que amenazaba seriamente la victoria del ejercito incipiente de la Patria, a tal punto que el aludido jefe militar ibérico exclamó a los subordinados bajo su mando: "…ya ni Dios me quita la victoria…."; sin embargo tales exclamaciones de confianza excesiva fueron diezmadas cuando Rondón le dijo al Libertador de la Patria Simón Bolívar en el propio frente de Batalla: "….mi general es que Rondón y sus hombres no han peleado todavía…", entonces le respondió Bolívar: "….Coronel Rondón salve usted la Patria..", de inmediato el egregio militar se dirigió al campo de batalla con cincuenta hombres por el flanco central, mientras por el izquierdo avanzaba la legión británica al mando del coronel James Rook, que propiciaron estruendosa derrota a los españoles que nos concedió finalmente la libertad del imperio de ultramar.
De esa memorable batalla dijo para la posteridad de los días el General Santander: "……"la gloria del pantano de Vargas pertenece al Coronel Rondón y al Teniente Coronel Carvajal; a ningún otro se le concedió sino a ellos en aquel glorioso día el renombre de valientes", las apreciaciones certeras del consumado militar obedecieron a que fue este llanero y sus hombres quienes desequilibraron a Barreiro y su poderosa fuerza militar obligándolos a replegarse hacia Paipa y Molinos de Bonza, que días mas tarde el 7 de Agosto de 1819 en el puente de Boyacá serían exterminados en lo que Bolívar definiría como la contramarcha de Paipa.
En este punto equidistante de la navegación del presente articulo periodístico, es necesario tener suficientemente claro que el ejército patriota enfrentaba a un enemigo clasificado como élite en su tiempo del ejército invasor ibérico, quien bajo el mando supremo de el pacificador Morillo desembarcó con diez mil hombres sitiando a Cartagena para rendirla por hambre pocos meses antes que el ejército patriota se reorganizaba de nuevo, no fueron militares bisoños, ya con anterioridad tenían experiencia de combate en otras partes del mundo, con lo que se demuestra que el novel ejército de nuestro país venció a uno de los mejores ejércitos del mundo, en la cual jugó papel importante la valentía, arrojo y la estrategia militar empleada durante la defensa y posterior avanzada en el campo dominado por el enemigo.
Si no hubiera hecho su oportuna aparición en el campo de Batalla el coronel Rondón, lo más probable es que se podría haber perdido la batalla del pantano de Vargas, con graves afectaciones para la moral de la tropa, ya que los ibéricos planeaban tomarse nuevamente a Bogotá para instaurar el gobierno despótico y arbitrario de la corona española.
Es muy probable que a final de cuentas los criollos habrían obtenido la victoria de la emancipación española si no hubiera intervenido el coronel Rondón y sus valientes hombres, pero la sangre derramada se hubiera incrementado a borbotones que ya en ese momento histórico de nuestra Patria los guarismos reportaban ochocientos muertos en el campo de batalla distribuidos en número de quinientos para los chapetones, mientras en nuestro ejército victorioso alcanzaba trescientos, cifras estas que nos dan una idea de cuan duro se luchó para alcanzar el bien preciado de nuestra independencia hace dos siglos atrás.
Recordar nuestro legado del pasado de vez en cuando resulta fascinante porque nos permite observar cuan rico es de nuestro pasado histórico, que alguna vez un amable lector de mi columna periodística me escribía calificándola de mito, lo cual es una aseveración infundada por supuesto ya que los mitos son considerados como acontecimientos prodigiosos protagonizados por seres sobrenaturales como dioses, personajes fantásticos, monstruos, que difiere sustancialmente del actuar de nuestros héroes patrios que nos dieron la libertad que hoy tenemos.
El mundo y la vida siguen su curso...