Crisis política en Paraguay

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Nadie en América, ni en su país Paraguay podía imaginarse de que el Obispo Fernando Lugo llegase a la Presidencia de la República Paraguaya, toda vez que se trataba de un prelado admirado y respetado desde el punto de vista sacerdotal, pero sin ambiciones ni pretensiones de carácter político.

Gústenos o no al Presidente Chávez, hay que reconocerle su olfato político, puesto que a él se le ocurrió que podía ese personaje religioso convertirse en la fórmula presidencial. Entonces tres años antes de lanzarse como candidato presidencial viajó expresamente a Asunción para convencerlo de que dado su prestigio y popularidad podría constituirse en el hombre carismático que arrastrase las masas.

Obviamente el requisito sinequanum era que abandonara sus hábitos, es decir colgara su sotana y se retirara del sacerdocio. Pues logró su objetivo y por consiguiente contra todos los pronósticos y era algo sorprendente se lanzó al ruedo de la política el ciudadano Fernando Lugo, después de haber renunciado ante el Vaticano a su Arzobispado.

Se presentaba como un aspirante a la Presidencia de la República, sin vicios ni mañas politiqueras, con una conciencia social que lo acercaba a su pueblo, producto de la teoría de la liberación en el mundo católico. Era el Obispo de los pobres, con una aureola de honestidad, que pesaba mucho en esa Nación cuya historia no se caracterizaba por gobernantes íntegros y ejemplo de honorabilidad en el manejo de los recursos públicos.

Entonces con el respaldo chavista en materia económica y política, logró que su candidatura no solo tomara cuerpo e identidad propia sino que se posicionara en forma tal, que se abrió campo sin dificultad y de esa manera Fernando Lugo materializó su meta de alcanzar el gobierno, con una victoria amplia en las urnas.

No cabe la menor duda de que la influencia directa de Chávez en Suramérica y Centroamérica con la salvedad de Chile, Colombia y Costa Rica es manifiesta, pues con su apoyo monetario y la demagogia y el populismo del socialismo del siglo veintiuno, ha permitido o mejor aún ha ayudado a que Rafael Correa en el Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragua, Cristina Kichtner en Argentina, José Mujica en Uruguay y Ollanta Humala en Perú pudieran llegar a la Presidencia de sus respectivos países.

Pero en el caso del Presidente Lugo a diferencia de Chávez, Correa y Morales, no pudo y no le fue posible cambiar la Constitución y por ello su situación al frente del Paraguay era bien compleja desde su misma posesión, por cuanto no tenía el poder total en el órgano legislativo, ni en la justicia, ni en el control electoral y peor aún dormía con el enemigo, habida consideración de que su Vicepresidente era su principal opositor y no contaba con las mayorías parlamentarias. En consecuencia desde el comienzo de su mandato tenía un margen de maniobra mínimo y en la medida en que pasaba el tiempo se le complicaba aún más su circunstancia política.

Le explotaron su inexperiencia política, el cáncer que temporalmente lo marginó de las riendas del Estado, los hijos reconocidos siendo clérigo, su poco manejo frente a los serios problemas que afrontaba su pueblo en materia de inseguridad y particularmente en el aspecto agrario, los cuales originaron el puntillazo final, con la muerte de 17 paraguayos entre campesinos y policías.

La ley paraguaya establece la destitución por parte del Senado respecto del gobernante que denota incapacidad para estar frente a los destinos de la Patria o simplemente un mal desempeño. Como quiera que en el Parlamento su respaldo se redujera a su mínima expresión, la iniciativa de remoción era muy sencilla, entonces por supuesto de los 45 Senadores, 39 votaron por destituir a Lugo, cuatro en contra y 2 se abstuvieron.

Lugo al principio dio manifestaciones de aceptación y pidió que las protestas fueran pacíficas. Pero ha contado con el normal apoyo de Unasur, organismo liderado por el mandatario venezolano y que no ha reconocido al nuevo Jefe de Estado el Vicepresidente Federico Franco. La OEA por intermedio de su Secretario General José Insulsa, igualmente se pronunció en contra de este golpe parlamentario.

Es de resaltar que la defensa en el juicio fue acelerada al máximo, no duró sino dos horas, se puede en consecuencia afirmar que se violó el debido proceso, porque era un asunto de grueso calibre, en tratándose de la separación del cargo al Presidente de la República. Desde el punto de vista del Congreso para conseguir su propósito era menester actuar así, pero haciendo un análisis objetivo, teniendo la mayoría en su contra lo justo es que tuviera un lapso de más horas para justificar sus errores de conducción estatal en el ejercicio de su Presidencia.

Son pocos meses los que quedaban de su mandato, ya que a mediados del año entrante se fenecía su período. No va a ser fácil en el campo internacional el tejemaneje del nuevo Presidente. La izquierda predomina en el continente americano y defenderá a como dé lugar al Presidente Lugo y su meta es restablecerlo en el poder. Un bloqueo económico le puede causar mucho daño a la misma estabilidad política de este uno de los más pequeños países de América del Sur.

En este caso se contraponen la legalidad y la legitimidad por la forma en que se produjo la destitución. Son situaciones como la moral y el derecho en su controversia filosófica, en que a veces existe la sanción jurídica porque así lo contempla la Ley pero moralmente es aceptable la posición del sancionado. Sin embargo prevalece siempre el ordenamiento legal.

 



Más Noticias de esta sección