El periodista Francés Romeo Langlois el 28 de abril cometió el error de su vida, al entregarse a las Farc creyendo que porque los había entrevistado anteriormente, ya era de sus afectos.
Al levantar los brazos, quitarse el chaleco anti balas y abandonar la patrulla militar que se encontraba bajo fuego en una emboscada, creyendo que lo considerarían civil fuera del conflicto, se olvido que esto no le sirvió de nada a su compatriota Ingrid Betancourt que la amarraron como un animal con cadena a una estaca en el suelo.
Las Farc lo consideran prisionero de guerra, algo inexistente en el Derecho Internacional Humanitario, porque no hay conflicto internacional y el control al narcotráfico no es guerra civil.
Se podría tipificar como un rehén o un secuestrado, del frente 15 de las Farc que tiempo atrás era un frente poderoso, tenían lanchas blindadas y artilladas con los cuales instalaban retenes en los ríos y les permitía un mayor control en el acuatizaje de hidroaviones para el negocio ilícito del narcotráfico.
Cuentan con el apoyo del frente 33 para el traslado de compradores y la coca a la frontera con el Ecuador. El negocio es redondo, drogas, armas y dólares.
El narcotráfico continuo aunque en menor escala, es como la Medusa, se le corta un tentáculo y le crecen dos.
Las Farc y los carteles de las drogas, consideran a los periodistas que acompañan a las fuerzas del orden como miembros importantes de los organismos de control porque la prensa es el cuarto poder y además ellos no van a informar las noticias proclives a su negocio.
No es ningún secreto que si un periodista se coloca al servicio de un cartel de la droga, llámese como se llame pisa el código penal y puede ser arrestado.
Bajo esa premisa, las Farc lo pueden considerar por años, un rehén canjeable por alguien o una prebenda para su accionar delictivo como un despeje. Ojala me equivoque y todo le resulte favorable al comunicador francés.
El nuevo Presidente de Francia François Hollande, lo primero que va aprender en su primer día de mandato, es donde queda nuestro departamento del Caquetá, la problemática de la droga y es una lástima que no lo pueda asesorar porque me conocí casi toda esa selva y me serviría para practicar los tres años de francés que estudiamos en el colegio de los Jesuitas.