Obama, el burro y el destino de Latinoamérica

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Halinisky Sanchez Menéses

Halinisky Sanchez Menéses

Columna: Opinión

e-mail: halinisky@hotmail.com



El asno es un animal icono en la historia de la humanidad, no solo por su indiscutible utilidad, sino porque pese a que dentro de los animales no tiene abolengo y se usa como un símbolo de ignorancia supina y destino triste, olvidamos a menudo que el burro ha sido protagonista de memorables episodios de la historia.

Dios hablo a través de una burra a un avaro profeta llamado Balam, y nuestro Señor Jesucristo cuando realizo su entrada triunfal a la ciudad santa de Jerusalén, lo hizo montado sobre un burro, porque aun cuando se la estigmatizado como torpe e ignorante, el burro es un ejemplo vivo dentro del reino animal de la sumisión y el trabajo abnegado.

En estos días en que se desarrolla la cumbre de las Américas en Cartagena, como dato curioso tenemos el particular obsequio que aspiran hacerle a Obama unos singulares seguidores suyos del municipio de Turbaco, el regalo: ¡Un burro!; y aun cuando este episodio ha generado diversas críticas y burlas en contra de los costeños, el regalo no podría ser más apropiado, pues Estados Unidos sigue siendo el país más poderoso del mundo y Latinoamérica su incondicional burro, su más fiel bestia de carga.

La anterior afirmación no la hago porque sufra de complejos mamertos, simplemente a manera de reflexión, pues de esta cumbre como de las anteriores se hablará de todo, se discutirá de todo y todo quedará igual, Estado Unidos no cederá a sus intereses económicos y América latina continuará como un fiel burro de carga que nunca será recompensado por su lealtad y el trabajo abnegado de sus gobiernos que desdeñarán los intereses de sus propios pueblos en aras de que el amo, en este caso un negrito de orejas grandes y nombre musulmán se vaya feliz de Cartagena.

Es evidente que el móvil entre las relaciones de los Estados Unidos y Latinoamérica pasa por el tema económico, las relaciones comerciales son la máxima preocupación de los Presidentes Norteamericanos y Obama no es la excepción, los mandatarios del sur reciben con pompas al del norte con la esperanza que genere cambios en su política internacional, el del norte viene con la misión de que no sean afectados los intereses macroeconómicos de su país y todo siga igual.

Estados Unidos, nuestro hermano mayor, defiende de labios para afuera los valores democráticos pero lejos está su corazón, sus posiciones frente a los problemas de injusticia social, miseria moral, violencia y atraso tecnológico de Latinoamérica resultan endebles y escurridizas y esto porque el coloso del Norte no es todavía nuestro aliado, sigue siendo nuestro capataz, centrado más en sus intereses que en el desarrollo social y la construcción de una democracia sólida en nuestros pueblos.

Le conviene a Estados Unidos una Latinoamérica con democracias robustas y economías sólidas, le conviene a Estados Unidos invertir recursos en educación, salud, vivienda, saneamiento básico, nuevas tecnologías apuntando así a superar la pobreza y la horrenda desigualdad social que consume a nuestros países, y sí que le conviene, porque una Latinoamérica expoliada y sostenida con migajas es el más grande caldo de cultivos para que demagogos y terroristas nos destruyan y de paso hagan de Estados Unidos un infierno invivible.

No se trata de afectar los intereses económicos multinacionales y transnacionales de los gobiernos norteamericanos, de lo que se trata es que estos intereses no sean a costa de la paz, el progreso y el desarrollo de sus pueblos hermanos, se trata de que Estados Unidos en cabeza de su presidente Obama obre en consecuencia con los valores democráticos que dieron origen a su gran nación, se trata de que ya no se mire a Latinoamérica como el patio trasero en el que podemos echar lo que no sirve, sino como el aliado estratégico al que invertiremos hoy porque necesitaremos de él mañana.

Sin duda nuestra meditación sobre la cosa latinoamericana será árida, pero con la esperanza de que Obama cabalgue sobre "Demo" el pollino de Turbaco y quien sabe sí recapacite viendo el servicio abnegado y sumisión incondicional de su nueva mascota y decida hablar menos y hacer más por el bien de Latinoamérica.