¿Dónde quedó nuestra memoria?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Andrés Londoño Botero

Andrés Londoño Botero

Columna: Bitácora del primer y cuarto cuadrante

e-mail: a.londono134@uniandes.edu.co



Es evidente la gran falencia que tiene Colombia para recordar su historia. En vez de avanzar hacia la resolución de los principales conflictos que han aquejado a nuestra nación, volvemos, retrocedemos, eligiendo a los mismos que por tanto tiempo han dirijo a este país por senderos de estancamiento, incluso entregándole el poder a quienes han infringido terror en la sociedad.

Nuestro actual Presidente, de quien esperábamos que siguiera con las políticas que lograron un significativo avance en nuestra economía y seguridad, se ha decidido por senderos que han significado un retroceso, con respecto al gran avance que logró hacer nuestro anterior mandatario.

Ya ese ministro, que había mostrado carácter ante la guerrilla y ante los mandatarios que se referían a nuestra nación con desprecio, ha desaparecido, volviendo a ser el mismo que participó en aquellos fallidos intentos que pretendían negociar la paz. Parece que a este personaje se le han olvidado los paupérrimos resultados de aquella política de épocas pasadas, pues él pretende volver a esas prácticas y resolver el conflicto interno colombiano a través del diálogo.

Este vivaz político, logró forjar en el partido de la U una supuesta afinidad con el ex- presidente Uribe, y posteriormente, utilizó esa maquinaria para hacerse con la Presidencia del país. El partido de la U no tiene ni ideología ni rumbo claro, el comportamiento de esta bancada, supuestamente Uribista, durante el trámite legislativo de la Ley de Víctimas, estuvo muy lejos de tener alguna afinidad con el expresidente Uribe.

La política económica del presidente Santos, lejos de fortalecer nuestro comercio y nuestra industria, ha propendido por volcar la dependencia de este país hacia el sector minero, el cual, escasamente posee encadenamientos hacia otros sectores, lo cual provoca muy poco bienestar para la sociedad. Distinto al beneficio que generarían otros sectores de la economía.

En Colombia, no solo hemos elegido a aquellos que nos han engañado con sus propuestas, también hemos elegido a personas que han militado en esos grupos que tanto daño le han causado a la sociedad.

La peligrosa presencia de doctrinarios de la extrema izquierda en las universidades, ha generado una población universitaria que sataniza a las fuerzas públicas, pero que exalta a figuras como Marx y Lenin. No es de extrañarse que en una editorial de las Farc el 8 de diciembre de 2011, se respalde la "plataforma política de la Mane", tampoco resulta extraño que Gilberto Castro, tercer cabecilla del frente 43 de las Farc, confesara que algunos estudiantes universitarios le dictan cursos a miembros de este grupo terrorista.

Quizás es por esta política de adoctrinamiento, que ignorando la historia de nuestra nación, los capitalinos han elegido como alcalde a un exmiembro de un grupo terrorista, quien, como cualquier miembro de grupos afines a su pensamiento político, promete cosas inalcanzables y a demás muestra dificultades para gobernar.