Bogotá capital cosmopolita de teatro

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Después de casi veinticinco años de su inauguración, se acaba de iniciar la versión número trece de la manifestación más descollante de la cultura colombiana.

Los desfiles en las calles, obras al aire libre y espectáculos circenses son el común denominador de este festival teatral, el más grande del mundo, donde se congregan los mejores y más experimentados actores y actrices no solo del continente americano sino de todo el orbe.

En esta ocasión la mayoría de espectáculos se verificarán en los parques bogotanos, a efecto de que los habitantes capitalinos y sus visitantes, se deleiten y aprovechen masivamente de este suceso artístico.

Valga la verdad no se le ha dado la importancia que se merece a este singular y significativo evento, toda vez que Bogotá y Colombia tienen el privilegio de tener durante varias semanas lo más selecto de la magia artística, del malabarismo de circo y de los ritmos bailables.

En el extranjero hoy por hoy se le reconoce a Bogotá como la ciudad teatral por excelencia merced a esta fiesta de las artes escénicas. Las obras teatrales notables europeas, japonesas, australianas, canadienses, suramericanas y centroamericanas se pueden apreciar en estos días lluviosos y lúgubres que nos acompañan en la Atenas Suramericana. Con este acontecimiento cultural se actúa como si fuésemos de verdad una capital de renombre en materia del arte de la teatralidad.

Colombia necesita del festival y el festival de Colombia. El público afortunadamente ha respondido con su nutrida asistencia, ha habido aforo total en las salas teatrales. Al principio convencer a los artistas de que vinieran a Colombia fue una empresa titánica, hoy todos quieren participar. Consecuentemente su proyección internacional nos ha dado una imagen excepcionalmente buena, cambiándose por completo en forma favorable el concepto acerca de nuestro País. Los hoteles tienen por esta época el 85% de ocupación, algo que refleja la acogida del festival.

Pero todo lo que se ha logrado después de que han pasado más de cuatro lustros de haberse iniciado este regocijo de las tablas, se le debe a ésa formidable, inteligente y maestra de maestros teatralmente hablando, cual fue Fanny Mickey. Ella respiraba fuerza artística, era actriz por naturaleza, y su vigor mental y deseo de hacer las cosas dio origen a este festival. Fue incansable en la consecución de fondos.

Convenció a muchos pesos pesados del sector económico para que le dieran la mano y también al gobierno nacional y distrital los cuales han aportado partidas representativas; así pudo materializar su sueño. Esa financiación ha sido la labor más ardua. En los festivales Europeos de Avignon y de Edimburgo y aquí en América en Guanajuato, todo lo costea el Estado. Se han dado cuenta de que es preciso dar ese respaldo financiero con miras a obtener el buen resultado.

Ella, se vinculó de cuerpo y alma a Colombia. Amó y le entregó a esta su segunda Patria toda su pasión por el teatro. Vivía y sentía en lo más hondo de su corazón a la sultana del Valle y por sus venas se le brotaba su amor por la salsa que la bailaba como si hubiese nacido en Juanchito.

Esta Marlene Dietrich suramericana, sabía lo que poseía en todos los aspectos y nunca ocultó sino que por el contrario mostró en las luces y a todas luces en sus distintas presentaciones, su esbelta silueta y sus esculturales piernas, de las cuales se enorgullecía. Y, ciertamente eran para mostrar, más aun cuando todo lo que ella hacía y exhibía era en los escenarios pertinentes.

Quiero con motivo de este festival que se está llevando a cabo, rendirle un justo y sentido homenaje a esa sobresaliente mujer, de la cual hemos tenido y seguiremos teniendo el más bello, imborrable e imperecedero recuerdo.

Que su memoria, sirva para motivar a quienes están ahora como organizadores de esta fiesta de tablado, particularmente a Ana María Pizarro su sucesora, con el objeto de que continúen los éxitos, por cuanto esa situación efectivamente positiva ayuda a que Colombia de esa manera no figure y aparezca como suele serlo por el narcotráfico, la violencia y las muertes atroces sino por ser un país de gente culta, afable, sencilla, hospitalaria y educada.

Creo que con todos nuestros defectos que son muchos, y pese a las circunstancias que padecemos de inseguridad, virulencia y transgresiones de toda índole, los colombianos en general nos caracterizamos por ser un pueblo cordial, servicial, de gran calor humano y eso ha originado que muchos forasteros inmigrantes quieran quedarse en nuestro territorio. Esas son las razones primordiales que los mismos artistas argumentan para estar en Colombia. No han encontrado en el mundo gente tan cálida. Esa es su expresión espontánea que hacen una vez que nos conocen.