Los ricos también....

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Lopez Hurtado

José Lopez Hurtado

Columna: Opinión

e-mail: joselopezhurtado13@yahoo.es



El asunto es más serio de lo que cualquiera hubiera podido suponer. Lo de la Gran Depresión de los años 30 que nos muestran las películas, con gente en las calles muriéndose de frío y soportando hambre, que además sirvió, como acontece siempre, para que se enriquecieron los más avivatos, como ocurrió también durante el holocausto nazi, se está dramáticamente replicando por estos días en la nación más rica del planeta.

Las dramáticas consecuencias dejadas por la crisis bancaria de comienzos de 2008, conocida como la burbuja inmobiliaria, no han dejado de hacerse sentir . Uno quisiera creer que sólo los inmigrantes, o los latinos, o los drogadictos, viven en condiciones de extrema pobreza. Pero no. Son sectores de la clase media, cada vez en dramática expansión, los que no pudieron superar las difíciles condiciones en que quedaron después de que el sistema bancario hiciera aguas.

Perdieron su empleo, su casa y tuvieron que irse a vivir a las que se conoce como las villas miseria, que son campamentos sin servicios públicos, en circunstancias de hacinamiento, y cerca a las grandes ciudades. Existen en este momento más de medio centenar de éstos albergues, en los que viven más de 5.000 personas. Por supuesto que el ingrediente político no podía faltar al drama, máxime si se tiene en cuenta que nunca nadie asumió responsabilidades de la hecatombe, ni los dueños de los bancos, ni tampoco la clase política del país.

Por eso, a esos albergues los han apodado Obamavilles, (ciudad-carpa), en referencia al presidente. Según datos oficiales, existen en Estados Unidos en este momento, 47 millones de personas (15% de la población), por debajo del límite de la pobreza, la cifra más alta en 50 años". Pero si en la primera potencia del mundo llueve, en Europa no escampa.

Los testimonios de personas que antes mantenían un nivel de vida decoroso y afortunado, son realmente dramáticos, a causa de la bola de nieve que amenaza con llevarse por delante la economía del Viejo Continente y que no encuentra solución para detener la debacle, que se había venido incubando: recortes de salarios, de pensiones, en salud, educación y cultura, supresión de empleos etc.

El hambre se generaliza, pero las gentes se contentan con recibir un almuerzo y un pan, después de hacer largas colas. No es en Nigeria, ni en ningún país latinoamericano, es en la Cuna de la Cultura de Occidente en donde está ocurriendo el fenómeno. "La crisis bancaria de 2008 destapó una cruda verdad de la globalización.

En un mundo interconectado, la quiebra de Lehman Brothers y el cataclismo de los mercados de hipotecas producido por los banqueros salvajes de Wall Strett tuvieron consecuencias para todas las naciones. Para Europa fueron devastadoras. Durante la bonanza, los Estados más frágiles se habían hecho dependientes de los servicios financieros, de bonos contaminados y créditos subprime".

Esos Estados soportaban una burocracia fallida, sin una cultura del ahorro, y sobrevino la explosión, que los encontró con los pantalones abajo. A eso se añadió el peso sobrecogedor de la corrupción, que terminó ahogándolos. Por acá por estos lares, afortunadamente, todavía podemos almorzar.



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