Muchas veces nos preguntamos, qué hemos hecho los colombianos para tener que aguantar programas, novelas y realities que poco o nada aportan a la capacidad crítica del ciudadano y en vez de ello lo que se fomenta es la vida fácil, la ignorancia, la envidia, el escalar sin escrúpulos. Es más importante saber la vida íntima de algún mediocre actor, que reconocer la enorme pobreza que sacude a la nación; vende más las tetas de alguna modelito que la recomposición de las relaciones exteriores por parte de nuestro presidente.
Asimismo nos llenan de novelas basuras en la que se exalta al narco, a la prepago, al dinero fácil, y nos inundan de cartel de sapos, mariposas, y muchos otros bodrios más y si no es sobre la estética facilista nos llenan de series traídas de los cabellos como la traicionera y la primera dama. Se aterra y no deja de sorprenderse uno que no existe actualmente en los dos canales privados programas de opinión, pareciera que no les interesa.
Qué tiempos aquellos, cuando la televisora nacional se preocupaba por hacer grandes programas de alta calidad y enorme contenido social, como el periodístico "Enviado Especial" con ese gran periodista como es Germán Castro Caicedo. O de documentales como "Yuruparí" de la antropóloga Gloria Triana. Programas infantiles como "Pequeños Gigantes" bajo la batuta de María Angélica Mallarino y Tony Navia; novelas como "Café" de Fernando Gaitán, "San Tropel" y "Gallito Ramírez" escritas por Marta Bossío; seriados como "Los Cuervos" y "Revivamos Nuestra Historia"; comedias como "Dejémonos de Vainas" y "Don Chinche". Todas de gran calidad tanto actoral como escénica.
Es por ello la imperiosa necesidad de que existan más canales privados y no un duopolio que se reparte las utilidades y nos llena la franja televisiva de mediocres programas que poco o nada aportan al país.