La mujer y Gabo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



El jueves anterior se celebró el día de la mujer y dos días atrás el cumpleaños 85 de Gabriel García Márquez. Como todos los ochos de marzo, con respecto a las cualidades y bondades de la mujer hubo alborozo y consenso general, así se resalten sincera o fingidamente solo un día del año.

Pero con respecto a Gabo volvieron a vociferar, también como siempre, sus malquerientes gratuitos de su propia patria, que lo acusan de un sartal de mentiras y exageraciones que para mi, entre otras, tiene dos explicaciones principales: por un lado, un odio ciego y mal repartido que cunde en Colombia a diestra y siniestra, en especial en los últimos años; y por otro lado, un preocupante y creciente desconocimiento de literatura. Estoy seguro de que la inmensa mayoría de quienes atacan a Gabo porque sí y porque no, jamás han leído una obra suya.

Vi las fotos de García Márquez el día de su cumpleaños, un hombre grande vencido por el inexorable tiempo, y sentí una enorme tristeza al leer las frases hirientes, groseras e injustas de los foristas de varios periódicos, como antes de algunos columnistas. No tengo dudas de que Gabo es el colombiano más importante que ha tenido Colombia, pero aquí sobran los improperios ciegos contra él, así como faltan hacia otro también muy famoso como Pablo Escobar. Algo falla en Colombia.

Pero bueno, confiemos en que esos colombianos de mala leche y espesa amargura tengan para su bien una segunda oportunidad feliz sobre la tierra, y mejor unamos las cercanas fechas de Gabo y de la mujer con cuatro frases que sobre ella dijo el maestro de Aracataca y padre de Macondo.

Es un homenaje para ambos, pues si hay algún escritor que le dé a la mujer un papel protagónico tan alto dentro de su obra, ese es Gabo. Entre muchos, solo recordemos nombres como Úrsula Iguarán, Amaranta y Rebeca Buendía, Pilar Ternera, Petra Cotes, Bendición Alvarado, Leticia Nazareno, Fermina Daza, la Mamá Grande, Ángela Vicario, Eréndira o Sierva María. Dice nuestro Nobel:

"Las mujeres sostienen el orden de la especie con puño de hierro, mientras los hombres andan por el mundo empeñados en todas las locuras infinitas que empujan la historia".

Sobre cómo se formó su visión del papel histórico de las mujeres, Gabo respondió a Plinio Apuleyo Mendoza en El olor de la guayaba: "Tal vez en casa de mis abuelos, mientras escuchaba los cuentos sobre las guerras civiles. Siempre he pensado que ellas no hubieran sido posibles si las mujeres no dispusieran de esa fuerza casi geológica que les permite echarse el mundo encima sin temerle a nada. En efecto, mi abuelo me contaba que los hombres se iban a la guerra con una escopeta, sin saber siquiera para dónde iban, sin la menor idea de cuándo volverían, y por supuesto, sin preocuparse de qué iba a suceder en casa. No importaba: las mujeres se quedaban a cargo de la especie, haciendo los hombres que iban a reemplazar a los que cayeran en la guerra, y sin más recursos que su propia fortaleza e imaginación".

Y esta, brillante y conocida: "En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres, y en las cuales se orientan mejor con menos luces. Esto ha terminado por convertirse en un sentimiento que es casi una superstición: Siento que nada malo me puede suceder cuando estoy entre mujeres. Me producen un sentimiento de seguridad sin el cual no hubiera podido hacer ninguna de las cosas buenas que he hecho en la vida. Sobre todo, creo que no hubiera podido escribir. Esto también quiere decir, por supuesto, que me entiendo mejor con ellas que con los hombres". (Nos pasa a muchos).

"El machismo, tanto en los hombres como en las mujeres, no es más que la usurpación del derecho ajeno."

Qué vivan las mujeres y Gabo.



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