Al oído del Alcalde

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Después de casi tres meses de haberse posesionado Caicedo como alcalde de Santa Marta, creo que es bueno hacer un balance crítico de lo hecho hasta el momento.

Se le reconoce el haber nombrado un gabinete mayormente de alto perfil técnico, que incluso llamó la atención del país por ser algo insólito en la Costa Atlántica. Dijo algo sobre un austriaco que quiere construir un cable al Morro, organizó una marcha de protesta, se peleó con el Concejo e hizo una impresionante presentación, tipo espejo retrovisor, en Power Point.

Considero que lo hecho hasta el momento está muy por debajo de las expectativas que los samarios teníamos, y aún tenemos, de la administración Caicedo. Noventa días fueron suficientes para que Franklin Delano Roosevelt colocara en marcha la agenda más ambiciosa que ha conocido los Estados Unidos, y que logró transformar la sociedad estadounidense. No se esperaba menos de Caicedo.

El diagnóstico tipo retrovisor en formato Power Point no sorprendió a nadie, excepto al culpable. La pregunta que nos hacemos es si este diagnóstico, predecible por demás, fue para lavarse las manos y dejar morir al paciente o para tratar de salvarlo.

¿Será que nuestro tecnocrático gabinete está paralizado por exceso de información y por esto nada que arranca? ¿Será que descubrieron que el maravilloso mundo de la academia, de los modelos simplificados con sus correspondientes soluciones es difícilmente transferible a la complejísima realidad cotidiana?

A tres meses de haberse posesionado, todavía no sale una agenda de trabajo priorizada con un cronograma de implementación claro, pero en cambio si salen miembros del gabinete. Está teniendo muchos problemas Caicedo definiendo su equipo de trabajo. Este tema del gabinete hace rato debería estar chuleado.

¿Me pregunto si será que Caicedo no ha entendido que ahora está operando en un contexto diferente al de la Universidad del Magdalena, y no ha logrado adaptar su estilo al nuevo contexto? Quiero detenerme en este punto porque intuyo que por aquí va la cosa. Para comenzar, en la Universidad había un organigrama con jerarquías y líneas de mando bien definidas y supuestamente dentro de un contexto apolítico. Esto permitía que un estilo de liderazgo dictatorial y autoritario funcionara y lograra resultados: o haces lo que te ordeno, o te vas. Había un solo jefe.

La alcaldía es un contexto radicalmente distinto. Hay que operar en un contexto político. Aquí no funciona el "o haces lo que te digo, o te vas". Para bien o para mal, el diseño administrativo actual hace que el alcalde tenga un co-administrador llamado Concejo, y este último está conformado por políticos.

El estilo natural de Caicedo, dictatorial y autoritario, no le está sirviendo bien como Alcalde. Creo que es una persona competente, y que es capaz de adaptarse para maniobrar en un entorno político. En el fondo, es solo cuestión de estilo.

Más que dictar, hay que construir consensos, negociar y persuadir. Hay que liderar con persuasión y no con garrote. Menos confrontación y más cooperación.

Esto no quiere decir que se ceda a pretensiones deshonestas. Simplemente saber que los líderes inevitablemente tienen que elegir entre decisiones ideales, buenas y malas; y que a veces en aras de poder concretar una iniciativa, se tiene que vivir con una solución que no es la ideal, es buena, pero que cuenta con el apoyo mayoritario.

Hay que sostener a los colaboradores cuando estos son idóneos, incluso cuando se equivocan. Un líder que corta cabezas cada vez que alguien se equivoca, está llamado a perder la propia. Pronto nadie querrá trabajar con él, y tendrá demasiados enemigos.

Lo que expreso aquí, lo hago con ánimo constructivo y con la esperanza de que Caicedo reflexione sobre este tema. Si quiere tener éxito, Caicedo debe reaccionar y darse cuenta que en estos momentos él es su peor enemigo.

Caicedo debe demostrar que puede aprender, reinventarse a sí mismo, y adaptarse a las nuevas circunstancias. Al maestro le toca ahora aprender.

Aún me resisto a creer que los samarios cometidos un error, y que Caicedo fue promovido a su nivel de incompetencia; entendido este último, como el experto técnico que no puede con el factor humano cuando asume posiciones de liderazgo. Caicedo tiene la palabra.