Nuestras luces… -semáforos-

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Rafael Gónzalez Paredes

Rafael Gónzalez Paredes

Columna: Yo, el escribano

e-mail: raffaescribano@yahoo.com



Durante la mayor parte de la década del 70 residí en Texas. Estaba en mis teen, época de aprendizaje. Además de que hacer, entendí que muchas cosas no deben hacerse.

Hoy comprendo y con frecuencia trasmito las enseñanzas familiares de entonces: "Siéntate bien", ordenaban las madres, tías, abuelitas o señoras consentidoras a las niñas, en tanto, los padres, enseñaban normas equivalentes a los varoncitos. Nadie discutía, simplemente se acataba: ¡A las buenas o por las malas! Pocos, muy pocos se traumatizaron por un correazo o por un castigo. Nadie reclamaba, como ahora lo hacen: "Y a ese man (o vieja) que le pasa". El man o la vieja aludida podría ser su propio padre o madre, un maestro, presbítero o el presidente de un país. Incluso un cura nativo del Cundí pregona que "El Man está vivo".

Y de aquellos tiempos en Texas, en Cherokee (500 habitantes), condado de San Saba, hoy comparto la enseñanza de un semáforo que estaba en medio de la nada. A cientos de metros se mostraba que en la intersección donde se hallaba el intermitente semáforo no venía persona, animal o vehículo.

Las primeras veces no hice el alto requerido: "Acaso soy pendejo, nada viene y ninguno me ve", por lo tanto me lo 'volaba'. Hasta que un texano alto y fornido, con media boca llena de tabaco de mascar, muy molesto y anteponiendo no sé cuantas malas palabras dijo: "Si el semáforo señala que debes detenerte. Obedece". De igual manera, pero en tono conciliatorio, me persuadieron los tres únicos policías del condado, incluso algunas viejitas a la salida de misa. En el poblado y en todo el municipio sabían de mi irrespeto contra el orden que representaba el solitario y titilante semáforo…

Tiempo después, no en aquel pueblito en medio de la nada, sino en Dallas (su área metropolitana es la cuarta más grande de ese país) en una intersección en la que no había semáforo y donde decenas de vehículos esperaban su turno para cruzar funcionaba la norma establecida que el turno de cada cual era después que lo hiciera el automotor a la derecha de la calle de donde cada uno se encontraba. Siempre en el sentido de las manecillas del reloj, y así todos cruzaban sin ocasionar trancones.

Lo anterior ocurrió "el siglo pasado", hace casi 40 años. En tanto, hoy, en Santa Marta, siglo XXI en vísperas de cumplir 500 años de fundada, la ciudad se nota aún sin 'domesticar', donde entre tantas cosas, manejar es una aventura vergonzosa. Es la razón de esta glosa y el recordéis de mis tiempos de cowboy en Texas.

En mala hora me encontré en medio de un trancón en la Hernández Pardo con calle 26. En un comienzo éramos tan sólo 4 vehículos enredados por qué un malencarado intentó pasar de primero. Un momento después no sé cuantos, pues, no obstante el embrollo, los conductores seguían sumándose a sabiendas que no podían pasar. Casi todos pitaban y discutían. Dos señoras en 'troncos de nave' empezaron a gritarse entre ellas: "Vieja entupida mueve esa vaina" decía una de ellas a la otra. Por supuesto la respuesta de la aludida era peor. El macho remacho, causante del miercolero, se bajó de la burbuja y exhibiendo mochila -sinónimo de estar armado- no sé qué amenazaba. En tanto muchísimos moto-taxistas hacían absurdas cabriolas, parecían brotar de la nada, con frecuencia rozaban un vehículo, el conductor además de gritarles: "Malparido", poco podía hacer, pues, la moto se esfumaba.

Mientras, distinguí en la distancia a un par de uniformados, entonces me preocupé: "Que no venga la policía de tránsito, pues entonces esto se pone peor. Que tal que en medio de este enredo a algunos de ellos se les de por decir: ¡Una requisa, papeles por favor! bájese del carro".

Como Dios sabe cómo hace sus cosas, ningún 'agente de la Ley' se acercó, pues por el rabito del ojo noté cuando se escondían: "Acaso somos pendejos", imagino que dijeron.

Y cómo Dios castiga sin palo ni perrero, a el guapo remacho, el de la mochila de miedo y culpable del miercolero anterior, en su momento la burbuja no le encendió. Quedó atravesado en medio de la calle. Ojala aparezca la autoridad y lleguen a un buen arreglo. Nooooo, corrijo. Esos manes no se meten con los malencarados.

De ñapa, días después noté que en la intersección de la "Avenida de los estudiantes con la Avenida Santa Rita" los semáforos están sincronizados. Al tiempo en las cuatro calles están en rojo, por lo tanto nadie puede pasar. No me cree. Obsérvelo y se convencerá.