Estado de coma

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



Se vinieron en manada politólogos, violentólogos y decenas de analistas a opinar sobre "el fenómeno" de ‘Los Urabeños’. Se habla de nuevas leyes, de escuadrones antibacrim y se hurgan causas y antecedentes.

Pura carreta y me perdonan la franqueza. En Colombia tenemos hace mucho las herramientas legales y ejecutivas para combatir ese tipo de delincuentes, y también han circulado cientos de publicaciones sobre su caracterización.

Ni más faltaba oponerme a que se opine, pero ciertas esferas, en especial las gubernamentales, no pueden venir a decir ahora que este es un nuevo "fenómeno". ¡Por Dios!, estas actuaciones vienen desde La Violencia (1948-1959), desde la república independiente de Marquetalia, desde la mafia de Pablo Escobar dueña de las calles de Medellín, desde el imperio de las guerrillas y paramilitares en varias regiones, y desde los "gobiernos" de combos y "oficinas" en comunas de ciudades.

Siempre dizque se sorprenden, pero todos saben muy bien que se trata de la misma delincuencia con diferentes alias y uniformes. Desde los años cuarentas del siglo pasado lo único que ha cambiado es el botín, y eso que tampoco mucho: antes el ropaje era luchar por el poder para liberales o conservadores, pero se trataba de apropiarse de tierras y de robar por medio del pillaje y del terror; y desde el surgimiento del narcotráfico se trata de conseguir ilegalmente dinero y bienes como sea. Así de simple, lo demás son maquillajes, arandelas y cambios de herramientas y de espacios para delinquir.

En todos los casos, llámense como se llamen, son delincuentes. Explico con plastilina: son unas personas que no quieren seguir el orden ni las normas -buenas o deficientes- emanadas del Estado. Y su poder se alimenta también de algo simple: un Estado incapaz de combatirlas con éxito.

Sin duda falta también más ciudadanía, a veces cobarde, a veces aterrada, a veces cómplice y a veces indiferente, pero los ciudadanos depositamos la responsabilidad de hacer respetar la ley al Estado y este es inepto, nos ha fallado y por eso ha perdido la confianza de la gente lo cual origina el miedo. Y no le metan política actual al asunto: contra este íncubo de la época, el narcotráfico, no pudieron ni Uribe ni Pastrana, ni mucho menos Samper elegido con dineros del cartel de Cali, ni tampoco Gaviria ni Barco ni Belisario ni Turbay.

Todos han sido pequeños frente al monstruo. Ahí tiene el reto Santos, pero tendrá que hacer algo más que consejos de seguridad, que clamar por encarcelar a los bandidos y que romper papelitos. Eso sí, que no se le ocurra bombardearnos porque los integrantes de las Bacrim están regados en el vecindario; es una de sus características.

Hay leyes suficientes "erga homnes", hay una fuerza policial, hay unos jueces y hay un sistema carcelario. Con eso debería bastar si todos cumplieran sus funciones siquiera en un 70 por ciento y en forma honesta. Quizás suene simple pero así es. Otra cosa son las profundas explicaciones sociales, económicas, morales y políticas para los libros, periódicos, foros y discursos de las autoridades.

Están perdidos: el Ministro de Justicia piensa en una ley especial, pues al parecer en Colombia cada delincuente o banda requiere una ley especial, casi que un contrato; y el Ministro del Interior dijo que el paro fue para torpedear la Ley de Tierras porque su mapa coincide con el de los predios robados...

No. La causa es una: esos tipos son delincuentes que le pueden al Estado, y ya. Lo demás -cierto o no, y útil o inútil- son análisis académicos y palabras reactivas de un Gobierno que algo debe decir. El reciente paro promovido por’Los Urabeños’ solo hizo visible para muchos lo que otros ya sabíamos, incluyendo los gobiernos: Colombia tiene muchas regiones y zonas donde el Estado se tuvo que ir o no ha llegado, donde existe pero puede ser desplazado con una orden, y donde está muy débil o en estado de coma.