Año de reflexiones

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Lopez Hurtado

José Lopez Hurtado

Columna: Opinión

e-mail: joselopezhurtado13@yahoo.es



Este año que acaba de iniciarse estará sin duda, caracterizado por profundas corrientes de espiritualidad y raciocinio, cuando no sacudido por extraños sucesos que han sido anunciados con anticipación por diversas fuentes, no solo religiosas sino también científicas, que anticipan el fin de los tiempos.

Muchos círculos han venido de tiempo atrás estudiando y preparándose para los eventos que se han anunciado. Es probable que no se den, con la violencia apocalíptica que algunos pregonan, es posible que sí.

Acaso el llamado sea a un cambio en el nivel de conciencia. Pero de todas maneras, exigirá de todos, una particular revisión de sus hábitos y conductas.

Sociedades pequeñas y grandes de estudios lo están haciendo desde hace algún tiempo, convocando a la meditación, a la reflexión y al acompañamiento de la conducta con principios que están escritos en el código de la naturaleza.

La invitación está abierta, sin discriminación alguna. Las señales de alerta que se han dado en el pasado, desde la Biblia, principalmente, los tratados esotéricos, desde los cánones de la ciencia cósmica, incluso desde los estudios de la Nasa, parecen converger en este año, que cierra el ciclo de piezas sueltas de fenómenos físicos, atmosféricos, incluso de anuncios literarios, que comienzan a coincidir curiosamente.

Por supuesto que a muchos no les interesará y seguirán limitados por su pequeño destino. Jamás han logrado entender que la vida es apenas un tránsito veloz, más de lo que comúnmente se cree, hacia otra dimensión que se quiere ignorar. Pero el diminuto mundo de los negocios, del dinero, de las comodidades personales, del poder, impide ver más allá de las fronteras abiertas de la libertad espiritual, que es a la que convoca las señales que estamos viendo. Libertad espiritual entendida como el reencuentro con la propia trascendencia, sin importar los reparos de conducta que deban hacerse.

Todo indica que las grandes manifestaciones mundiales de protesta que últimamente han aflorado a lo largo del planeta, obedezcan en el fondo a inquietudes que surgen allá, en lo más íntimo del ser humano, como una protesta a la sociedad consumista que desvirtúa la esencia individual.

El mundo parece haberse saciado en el banquete de su propia intrascendencia, a la que ha sido dirigido.

Nada nuevo, porque ya estudiosos y literatos en la década del 60 lo habían previsto. El hombre creado, dirigido, acondicionado para una sola dimensión, a servir los intereses de la sociedad en la que está inmerso: El hombre unidimensional, manipulado y direccionado. En detrimento de su genuina esencia de ser espiritual.

Solo que el tiempo parece estar dando señales de no querer seguir esperando más. Como lo señalamos al principio, se trata entonces, de una autoinvitación abierta a repensar el camino. Al comenzar este año, sentimos esta necesidad, la de despojarnos por un momento de la esclavitud de los temas cotidianos, que a veces, impiden descubrir el verdadero camino y hacen naufragar, en el mar de la mediocridad y de la inmediatez. Pero esa necesidad puede, sin embargo, significar que todavía existe un faro salvavidas muy cercano, el de la meditación, el del autoanálisis, el de la reingeniería de la conducta.