Borrón y cuenta nueva

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Comienza un nuevo año, y los magdalenenses tenemos muchas razones para estar optimistas. 

Para comenzar, en Santa Marta terminó esa horrible noche de cuatro años que nos trajo ese Atila de la administración pública llamado Juan Pablo Díaz Granados Pinedo. ¡Dios se acordó de su pueblo! 

Aunque dicen los pesimistas que cualquier situación por mala que sea es susceptible de empeorar, yo quiero pensar que a Caicedo por mal que le fuera, difícilmente podría hacerlo peor que Díaz Granados Pinedo; así que por este lado ya ganamos los samarios. Las cosas por fuerza tienen que mejorar para Santa Marta.

En el caso del Magdalena, tenemos un gobernador joven, que está comenzando una carrera política, y que si quiere y se rodea bien, puede hacer una buena administración.

Muchos creemos que el novel gobernador no es la persona idónea para tener a su cargo semejante responsabilidad; sin embargo, es sano concederle el beneficio de la duda. Ojala que su administración no se vea tocada por escándalos y honre así su lema de campaña.

Al momento de escribir esta columna no conozco los nombres de los integrantes de los equipos que acompañarán a ambos mandatarios en su empujón inicial. Generalmente, los gabinetes son evidencia inequívoca de cuáles son las intenciones de los mandatarios, y de aquí la importancia de saber bien quienes son los colaboradores que los rodean.

Puede anticiparse, que gobernaran con sus amigos. Al fin y al cabo, al poder se llega con alianzas y es lógico que se quiera gobernar con estas. Pero también es bueno tener en cuenta que hay alianzas de alianzas y amigos de amigos.

El arte del buen gobernante consiste en honrar las alianzas, pero exigiéndoles idoneidad a sus representantes. Es decir, se les da cuota pero la cuota debe ser idónea. Para el momento en que se publique esta columna, ya los magdalenenses sabrán si ambos mandatarios aplicaron este sencillo principio.

Bueno es hacer la aclaración de que son los criterios y las intenciones de los mandatarios, los que determinan las personas de las que se rodea, y que por consiguiente el gabinete responde a la pregunta: ¿el poder para qué?

Caicedo es una persona que tiene en su haber ejecutorias importantes y una trayectoria suficiente para garantizar que sea él quien gobierne.

Creo que además, tiene la capacidad para discernir cuales son las prioridades y las decisiones que necesita Santa Marta para salir de su postración. Solo necesita un buen gabinete de apoyo.

En el caso de Cotes, la cosa es a otro precio, y por esto, el gabinete departamental debería aportarle al mandatario lo que este no tiene. Hay personas cercanas a Cotes, que tienen suficientes pergaminos y experiencia para asesorarlo bien, pero también hay de los otros. Ya veremos a quien le presta atención.

La preocupación que algunos tenemos en el caso de Cotes es quien mandará a quien, o en otras palabras, si habrá un poder detrás del trono, cuyos intereses sean los que determinen la agenda de gobierno.

Por otro lado y hablando de los co-administradores, también comenzamos con una asamblea departamental y un concejo de Santa Marta mayormente renovados. Uno esperaría que en estas circunstancias, se produzca una dinámica política diferente a la vivida en el pasado cuatrienio.

Pero por haber muchas caras nuevas, no sabemos cuáles son los apetitos que animan a nuestros asambleístas y concejales. Subsisten interrogantes sobre qué tipo de mayorías se consolidarán y cuál será el precio.

Subsiste la pregunta de si las mayorías serán mayorías consolidadas alrededor de programas y prioridades de gobierno, o de esas pegadas con babas a punta de clientelismo y burocracia. Ya pronto saldremos de la duda.

Puede que nos den una grata sorpresa, o puede que caigan rápidamente en los viejos vicios y hagan de la Asamblea y el Concejo mercados de pulgas del clientelismo y la vagabundería, tal como lo han sido desde hace mucho tiempo. Por el momento, limitémonos a decir, año nuevo, vida nueva; y desearle a todos los nuevos mandatarios buen viento y buena mar.