Carmona en la dignidad caribeña

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Escrito por:

Carlos Payares González

Carlos Payares González

Columna: Pan y Vino

e-mail: carlospayaresgonzalez@hotmail.com



Me sumo al reclamo de Ricardo Barrios Zuluaga planteado en su concurrida columna del periódico El Heraldo.

Manifiesta el abogado que debe ser el 11 de octubre de 1840 la fecha referencial para la conmemorar el día de la región Caribe.

La fecha corresponde al momento en que el general Francisco Javier Carmona Lara emancipó la Costa Caribe, contrariando al desmedido centralismo santafereño.

Carmona fue actor en diferentes guerras de independencia. Hizo parte de las campañas de 1813-1814 al lado del general Santiago Meriño.

También participó en El Salado, Los Magüeyes, Úrica y Maturín. Hasta 1817 estuvo con José Tadeo Monagas en la región de los Llanos. En 1817 dirigía la guardia del general Manuel Piar y participó con este en el triunfo de Guayana.

En 1818 combatió a las órdenes del general José Francisco Bermúdez. Luego acompañó a Simón Bolívar en la campaña de Apure (1819). Estuvo en la batalla de las Queseras del Medio con José Antonio Páez (1819). Para el año de 1820, se encuentra en la Nueva Granada combatiendo a los realistas de Ocaña y Santa Marta. Regresa a Venezuela en 1824 con el grado de General de Brigada y, en 1826, acompaña a Páez en los primeros momentos de "La Cosiata". Vuelve a la Nueva Granada y permanece por varios años, aun después de disuelta la Gran Colombia. Durante la guerra civil de 1839-1841 (Guerra de los Supremos) dirige el ejército revolucionario de la Costa Caribe para ser derrotado por el general Tomás Cipriano de Mosquera en la batalla de Tescua (1841). En 1843 regresa a Venezuela. Combate al general Páez en 1848, pero un año más tarde se le une, por lo que fue desterrado. Termina trasladándose al poblado de San Juan Bautista de la Ciénaga donde muere asesinado.

Se sabe que Carmona se enfrentó a un grupo de pro-realistas cuando decidieron restaurar en 1822 el poder colonial en la Provincia de Santa Marta. Francisco de Labarcés y Perea y Jacinto ("el chinito") Bustamante fingieron ser amigos del nuevo gobierno republicano en manos de Luis de Rieux. Los pro-realistas lograron organizar un ejército con el afán de restituir el gobierno hispano en Santa Marta. El gobernador Rieux y el general Carmona fueron detenidos. Le tocó al coronel Montilla reorganizar a las fuerzas republicanas para derrotar la intentona de restauración. Los pro-realistas se vieron en el caso de poner en libertad a Carmona y entregarle el mando el veinte de enero de 1823. El 22 entró Montilla a Santa Marta con todo el ejército. Al día siguiente de la entrada a Santa Marta, siguió el general Carmona a Ciénaga para a acabar con las guerrillas del insurrecto Jacinto Bustamante. Retomado el control, Carmona asumió el mando de la Provincia el 20 de enero de 1823. A partir de esa fecha nunca más el Gobierno Local volvió a estar en manos de los españoles.

Sobre su muerte se dice que el general Carmona manifestó su descontento a puñetazos por la broma a que fue sometido por un habitante del poblado cienaguero al utilizar, sin autorización alguna, partes de sus prendas militares como disfraz de carnaval (domingo 24 de febrero de 1852). Sin armas con qué defenderse, fue (¿acaso era una "gavilla de matones" a sueldo?) miserablemente asesinado a machetazos. Sus esparcidas partes fueron recogidas y empacadas en una pequeña urna. Fue la última batalla de un héroe solitario ante la sevicia retaliatoria estimulada por su altivez e imagen imborrable de héroe de la independencia americana y del federalismo Caribe en Colombia.

Malogradamente intentamos olvidar las gestas emancipadoras y la forma brutal cómo fue asesinado el bolivariano Francisco Javier Carmona Lara en la Plaza de Ciénaga por una turba de cienagueros armada de machetes y estimulada por sobrevivientes de la derrotada ralea de monárquicos. Era Carmona indiscutido libertador, si bien la vida del militar fuese una combinación de sucesos oscuros y dorados. Dice el escritor Clinton Ramírez que en víspera de un debate electoral con un fuerte sabor a fraude, con movidas sigilosas como aún ocurre en nuestros días, "a Carmona había que detenerlo, evitar a cualquier precio que alcanza el triunfo de las urnas". Había que "explotarle el orgullo", fue entonces cuando se dictaminó provocarlo y, si mordía el anzuelo, matarlo. Los adversarios, incapaces de enfrentarlo en el terreno de las armas, habían aprendido a medirle la altanería a Carmona.

Carmona fue un hombre que dejó escrito para siempre su nombre con heroísmo patriótico en la historia nacional de Venezuela y de Colombia. El actor más importante en los tantos intentos de dignificación de la Región Caribe colombiana. Grave acto fallido por parte de los del "Voto Caribe" el de no considerar lo realizado por Carmona y acompañantes como cosa importante en la historia de la región Caribe colombiana.



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