Los desaciertos del movimiento estudiantil

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Andrés Londoño Botero

Andrés Londoño Botero

Columna: Bitácora del primer y cuarto cuadrante

e-mail: a.londono134@uniandes.edu.co



Si bien, el movimiento estudiantil es merecedor del reconocimiento, por haber convocado una gran cantidad de estudiantes en torno a un tema crítico que los afecta directamente. Y a través de esta clase de manifestaciones, los estudiantes demostraron que no dejarán que el gobierno apruebe leyes que repercutan negativamente sobre la comunidad estudiantil.

No obstante, estos movimientos como prima ratio (primera instancia), decidieron ejercer acciones propias de última ratio. Las vías de hecho debería ser la exasperación de la razón, estas se deben usar en última instancia. Es la medida a usar cuando se hayan agotado todos los demás medios para defender una idea. Si es usada como ultima ratio, esta sería entonces un homenaje a la razón.

El sector educativo se ha sumido en controvertir la ley 30 casi por 20 años, sin embargo, con preocupación observo la falta de propuestas provenientes de ese sector. Los estudiantes han atacado a la ley pero sin tener un plan b, carecen de proposiciones para mejorar el sistema y han caído en el error de declarase anti ley y anti reforma. Es impertinente caer en juicios de valor donde la tesis a sostener conlleve a declararse anti algo, ya que al hacer esto, el único periodo de tiempo idóneo sería antes de que el evento hubiese ocurrido. El hecho de declarase anti algo, nos desvía del debate de lo fundamental y estructural del evento, el único deseo va a ser erradicar el acontecimiento. El que se declare anti algo estaría siendo anacrónico, desconocería el desarrollo de su entorno, y se vería inmerso en una época inexistente que lo segaría a ver la realidad de su mundo y le dificultaría abordar el problema a través de la crítica de las falencias estructurales.

Al catalogar a los movimientos carentes de propuestas, me refiero a que en ellos no se ven propuestas racionales, pensadas y adaptadas a un país en vía de desarrollo sin arcas inagotables. En nuestra nación no tiene sentido la gratuidad de la educación superior, me atrevería a decir que esta no tiene sentido en ningún sistema, quiero traer a colación el siguiente proverbio chino del que me valgo para sostener esta tesis "dale un pescado a un hombre y lo alimentarás por un día. Enseñando a pescar y lo alimentarás por una vida". La educación conlleva méritos, esta no puede premiar la mediocridad, es por esto que quien debe ser acreedor de una beca es aquella persona que por sus propios méritos se la ha ganado.

El lugar en el tiempo donde se están situando los estudiantes, es en uno donde no existe ni la ley 30 ni su reforma. La falta de argumentos llevaría al sistema a un inminente colapso, ya que carecería de normas y regulaciones adaptadas a la realidad nacional. Si el gobierno acatará todas las exigencias de este movimiento nos privaríamos de muchas leyes y reformas controvertidas por una minoría que se hace llamar democrática, entre estas están el TLC y la búsqueda de ser un atractivo para la inversión extranjera.

En sus manos los estudiantes tuvieron la oportunidad de pasar a la historia como aquellos que le entregaron al país un sistema de educación de lujo, no obstante, al no usar la razón como primera instancia, dejaron que las vías de hecho los poseyeran y les hiciera evitar ocuparse de los problemas de fondo del sistema de educación en Colombia.



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