Fin de año en Santa Marta

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Bustamante Barros

Carlos Bustamante Barros

Columna: Columna Caribeña

e-mail: cm-bustamante@hotmail.com



Las caracterizaciones postreras del año dos mil once presenta en esta hidalga ciudad de Santa Marta matices diferentes a los demás años pasados porque los factores meteorológicos han variado en forma sustancial el entorno habitual, al desaparecer como por arte de magia los vientos alisios (brisa decembrina), para ser reemplazados por torrenciales aguaceros que causan estragos por doquier con sus inundaciones a los hogares asentados en zonas periféricas y al mismo tiempo vulnerables de esta antiquísima urbe de bastidas sumida por más de cuatrocientos setenta años en el olvido de gobiernos inconsecuentes que van y vienen sin ofrecer nada particular.

Incluso en estas circunstancias disímiles y adversas que ofrece la madre naturaleza con sus caprichos impredecibles la comunidad no pierde las esperanzas de un mejor porvenir sino todo lo contrario sigue conservándola en toda su plenitud lo cual me lleva a meditar en la fe nunca perdida del coronel no tiene quien le escriba quien todas las tardes se acercaba al muelle para ver llegar las barcazas que transportaba el correo del gobierno en la que supuestamente debían comunicarle su pensión de jubilación que al final de cuentas nunca llego; ante lo cual el egregio personaje de marras regresaba sin renegar por donde había venido, nunca que se tuvo noticias perdió sus sueños y esperanzas que tenían la virtud de mantenerlo con ganas de vivir, sentimientos singulares estos resaltados en el crepúsculo del día por la luz tenue y titilante que despiden las luciérnagas en su vuelo montaraz.

Incluso con los motivos irremplazables y adustos de fin de año , empiezan aparecer por doquier y hasta en la vera del camino toda clase de juguetes

por arte magia, los cuales varían en precios de conformidad con la calidad de sus fabricantes, incluso todavía los hay de material plástico producidos por la industria nacional que alegran con creces la navidad del niño pobre, otros difieren en grado sumo de los enunciados por ser fabricados con tecnología de punta procedentes de la lejana industria asiática como los Nintendo por ejemplo en sus diferentes siglas especificas que sirven para identificar sus caracterizaciones, al igual que los transformes (muñecos de tiras cómicas) cuyos precios elevados son asequibles para personas con buenos ingresos todo para la delicia de los infantes y observar al final como recompensa la sonrisa de un niño que no tiene igual.

También las bicicletas en este fin de año empiezan aparecer como por arte de magia, constituyéndose con probabilidad en el único regalo navideño que nunca pierde vigencia con el paso insoslayable de los años y de la vida, todo lo contrario permanecen incólumes e inalterables sus grandes bondades de transporte que ahora con los avances del tiempo tienen cambios importantes en sus tamaños y colores como las bicicrós con potentes frenos de disco, adornadas en su manubrio con estética y buen gusto.

Incluso todavía se observan en los fines de año las eternas muñecas que antes las hacían de trapo, caracterizadas por sus largas cabelleras trenzadas, las cuales vienen ahora a lo estilo Barbie especificadas como de invención americana elaboradas en material especial de caucho sintético pero sus características externas son finas por su porte esbelto, facciones perfectas, que han servido a la postre como emulo para referirse a mujeres realmente bellas.

Los carritos de madera en estas épocas de fin de año tienden a desaparecer, ya no son exhibidos en los diferentes puntos de venta de juguetería, se han descontinuado tal vez para siempre, los recordamos con cariño porque en la fase infantil muchas veces fue nuestra alegría, significó en cada amanecer los grandes compendios internos que impulsan al hombre, son como ahora en la fase adulta de la vida la inspiración que causa la mujer en la dulzura infinita de su intimidad.

Inmerso en las propias catacumbas de la tierra del olvido en la parte más olvidada del mundo, durante este fin de año, creo que nunca es tarde para un mejor porvenir de la patria irredenta en la cual vivimos sacudida por más de cincuenta años en violencia absurda y fratricida, es menester producir reformas sociales que sitúen nuestro país al alcance de todos, para que verdaderamente brille aun mas los motivos alusivos de luces multicolores en el epilogo del año.