Mentes peligrosas II

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Escrito por:

Jorge García Fontalvo

Jorge García Fontalvo

Columna: Opinión

e-mail: jgarciaf007@hotmail.com



En la entrega pasada comentamos algunos asuntos puntuales de la película "Mentes peligrosas", relacionados con el papel que desempeña un maestro de secundaria que interactúa con sus estudiantes en un entorno algo difícil y complicado, en alguna ciudad del orbe.

Esta vez se dedicarán las siguientes líneas principalmente a describir los elementos característicos que se alcanzan a percibir de ese difícil entorno en el cual confluyen maestros y estudiantes diariamente.

En el film se aprecian las dificultades que tiene el personaje central para transformar en realidad todas sus buenas intenciones.

No es fácil incorporarse e introducirse sencilla y exitosamente en un mundo lleno de vicisitudes y complicaciones cargado de caos, anarquía, injusticia e inequidad social, desprovisto además, de principios, y conducido inequívocamente hacia la destrucción y la deshumanización inminente del hombre.

No es fácil para maestro alguno desenvolverse eficiente y exitosamente en un mundo en el cual no tiene cabida, pues está siendo dirigido hacia la destrucción y el fracaso.

Un mundo impersonal y nada humanístico en el cual las injusticias, las desigualdades, la pobreza, la discriminación, las guerras, la violencia, las drogas y las malas prácticas humanas dominan.

Ese es el ambiente en el cual se desenvuelven los estudiantes del film mentes peligrosas, un ambiente cruel y despiadado, dominado por las ambiciones y el poder en el que las personas no valen por lo que son, sino por lo que tienen.

Ese es el entorno triste y complicado que mantiene rehenes de la injusticia y de la inequidad social a millones de jóvenes en Colombia y en todo el mundo. Ese es el mismo entorno inhumano en el que viven nuestros hijos hoy en día. Un mundo en el que las escuelas son el primer paso para graduarse en el despiadado arte de la delincuencia. Un mundo con padres, maestros y estudiantes que entrecruzan sus destinos diariamente en colegios y universidades, y sin embargo la esperanza de una vida mejor no resplandece.

Los esquemas impuestos por un mundo global, caótico e injusto, encasillado en preceptos egoístas y desprovistos de humanidad que gira en torno del poder y las riquezas acrecientan la problemática social y dentro de ella la problemática educativa.

En Colombia y en todo el mundo actualmente, se educa sencilla y llanamente para acelerar el paso de la productividad y el crecimiento económico, antes que para formar seres humanos integrales y dignos, cargados de valores y principios.

Se educa innegablemente para garantizar la sostenibilidad de un sistema de cosas en el que la principal preocupación es asegurar que la economía productiva genere dividendos materiales, antes que bienestar, esperanza, desarrollo social y humano, prosperidad, o felicidad emocional y espiritual.

En Colombia no se educa para potencializar la dimensión humanística del hombre y de la mujer colombianos, o para forjar la grandeza de un pueblo sufrido y maltratado por la injusticia social, sino que se educa para fortalecer el poder y las riquezas de unos pocos.

En conclusión, podemos decir que el entorno que se visualiza en el film es la viva imagen del mundo en el cual vivimos, el mismo mundo que hemos destruido y pulverizado con base en concepciones equivocadas y erróneas.

Mentes peligrosas muestra la triste realidad de miles de personas afanadas por encontrar un maestro como usted. Un maestro que diseñe, modele e incorpore un nuevo sistema de cosas que trabajen en beneficio de toda la humanidad.

Maestros son todos ustedes y por tanto, forjadores de seres humanos íntegros y éticos interesados en dar vida a una nueva descendencia.

Forjadores son ustedes, maestros de Colombia, de un mundo más justo y equitativo en el que predomine el bien común, el respeto por los demás y por el entorno en el que nos desenvolvemos, antes que la avaricia o la ambición. Un mundo en el que Dios guíe el pensamiento de sus pastores, los maestros, para que estos sean la piedra que sustente la vida en comunidad.

Atentos maestros, porque estamos esperando por ustedes.