Angelino

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Como era de esperarse, Angelino enloqueció. A cualquiera en su lugar le hubiera sucedido lo mismo. Ser Vicepresidente de la República de Colombia, además de ser un trabajo decorativo, es muy estresante.

El Vice todos los días hace las mismas preguntas: ¿Amaneció el Presidente?, y si la respuesta es afirmativa, pasa a la segunda: ¿y cómo está? Y si le responden que bien, ya no tiene nada más que hacer que valga la pena.

Angelino lleva más de un año haciendo las mismas dos preguntas muy temprano en las mañanas, y tarde o temprano, una persona de su talante, iba a enloquecer. Y no es para menos, Santos se ve rozagante y de buena salud, y hasta sale a trotar todos los días. Angelino ya tiró la toalla y se dio cuenta que parece que el Señor de Los Milagros le ha quedado mal, y no va a ser presidente de carambola.

Por eso poseído por la frustración, se fue lanza en ristre contra la pobreza; obviamente la pobreza de los indicadores del DNP. Y para colmo, levantó un polvorín al interior y exterior del Gobierno, sólo por opinar.

La gente ha pasado por alto un detalle exculpatorio, el cual es que Angelino no se había leído el informe. Opinó y opinó mal, y como en este país uno no puede equivocarse, ahora se la están cobrando.

Para rematar, sale Hernando José corrigiendo a Angelino en una sesuda entrevista. Y claro, cuando a uno lo dejan en evidencia de esa manera, lo normal es que uno se aferre a lo dicho equivocado o no, y por eso, Angelino a la corrección respondió que tapo y remacho.

Si Hernando José hubiera sido buena gente -como me consta que lo es-, le habría dejado a Angelino la oportunidad de recular salvando la dignidad. Hubiera podido decir algo así como, fue culpa de la DNP porque del informe que generamos, al Vice sólo le llegó la primera página, y por tanto carecía de los elementos de juicio necesarios para opinar inteligentemente.

Si la intención de Hernando José era poner en evidencia la ignorancia del Vice en estas materias, pues lo logró. Pero esas son las diferencias entre un hombre hecho a pulso, como Angelino, y un hombre hijo de las oportunidades, como Hernando José.

Como claramente dejó ver la entrevista, Hernando José tiene maestría y doctorado de Yale University. Probablemente se graduó Suma Cum Laude. Fue negociador del TLC con los Estados Unidos, aunque para esto la máxima cualificación era saber decir: Si, Señor (Yes, Sir), y ¿en dónde le firmo? (Where do I sign?)

Por el otro lado, Angelino -no le conozco la biografía- probablemente es egresado del bachillerato por radio de Radio Sutatenza, graduado con Suma Dificultad de alguna universidad pública, en donde se relacionó con gente peligrosa, y de donde dio el salto a líder sindical. Y por muchos años no hizo cosa distinta a armar polvorines; es decir, un tipo combativo y de espíritu indomable.

Pasando por alto algunos detalles insignificantes tales como que Angelino sea el peor orador que he padecido en mi vida, que atropelle el idioma cruelmente, que sea mete patas y poco sofisticado. Angelino es, para mí, la nota alegre de ese aburrido gabinete que armó Santos. El chontaduro que le hacía falta al caviar.

En vez de criticarlo, deberían darle las gracias por armar un polvorín de vez en cuando, más que sea para romper la monotonía del doblemente flemático gabinete. Y digo doblemente, porque están afectados por la flema inglesa que tanto le gusta a Santos, y por la flema colombiana, producto de las afecciones virales respiratorias ocasionadas por los bruscos cambios climáticos.

Sin embargo, hoy recibí con satisfacción la noticia de que Angelino y Santos salieron abrazados y felices. Y según dice la noticia, dizque era un problema eléctrico -nunca se me hubiera ocurrido- porque había un corto circuito que ya fue reparado.

Me sospecho, que de volver a presentarse el problemita eléctrico, va a haber un apagón de raca mandaca. Pero yo sé que Angelino saldrá bien librado, aún contra toda esperanza. Al fin y al cabo, todos esos años invertidos aprendiendo a jorobar la paciencia ajena, tienen que darle sus frutos al Vice.

Lo peor de todo este cuento, es que con todo y todo, Angelino tiene razón. Pero no porque Hernando José esté equivocado -no faltaba más- sino porque fue la voz de la angustia del pueblo colombiano.

Angelino podrá no hablar perfecto inglés como Hernando José, pero habla pueblo perfectamente y sin acento. Dicho de otra manera, Angelino es la cuota del pueblo en el gabinete.