¿Será una trampa de la Dirección de Tránsito?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



A pesar de lo que pueda pensarse cuando se critica a las autoridades locales, el ciudadano que expresa una opinión no siempre está en contra de esos funcionarios.

Lo que ocurre es que desde afuera, en plena calle, el transeúnte observa las irregularidades y, por desgracia, tiene que padecerlas.

Los frecuentes retenes que los agentes establecen en medio de las vías son un verdadero peligro, porque los conductores de automóviles y otros vehículos grandes prefieren pasar por el carril de la izquierda, pues consideran que el de la derecha está destinado a detener motocicletas para comprobar su procedencia y el estado legal de sus documentos.

Ese es un control necesario y conveniente, sobre todo si se complementa con la requisa de las mochilas donde muchos delincuentes portan sus armas. Pero en cualquier momento los agentes resuelven detener automóviles y estos tienen que frenar de improviso para ingresar al otro carril, exponiéndose a ser golpeados por los que marchan detrás. No vemos la razón para que un automóvil que circula todos los días por el mismo sitio -y además, conducido por su propio dueño, conocido por los agentes-- sea detenido para comprobar si tiene la licencia vencida.

Por lo general esos conos que utilizan para sus retenes ya han perdido el color reflectivo y lo único que reflejan es la desidia de la oficina del Tránsito para pintarlos de nuevo. Muchos conductores se percatan de la presencia de esos conos solo cuando los ven 'volar' delante de ellos, sobre todo en el alto del Ziruma o frente a los tanques de Ecopetrol, en las noches lluviosas.

Por otra parte, algo que debe inculcársele al agente de tránsito es la permanente atención a la función que le han encomendado. Con solo ver a dos agentes hablando entre sí, sabemos que no están cumpliendo a cabalidad con su deber; en medio de su trabajo el diálogo no tiene cabida. Cuando se encuentran con un vehículo de placas diferentes a las de Santa Marta, piensan que tienen en sus manos una mina a la cual hay que sacarle provecho.

Y en verdad, puede tratarse de automotores robados en otras ciudades; en esos casos la revisión debe ser exhaustiva. Una vez comprobado que el propietario radicó su vehículo en una de esas ciudades pero habita en este distrito, debe dejársele la vida tranquila.

Hasta aquí, todo es remediable. Lo que preocupa es que la Dirección de Tránsito del distrito haya colocado una señal que prohíbe cruzar hacia la izquierda, en muchos sitios claves de la ciudad. Esa determinación obliga al conductor a infringir la norma, contra su voluntad. No tiene lógica esa señalización que pretende obligar a los conductores que se desplazan por la carrera 19, desde los Los Almendros, y necesitan llegar a Almacenes Éxito de la Avenida del Libertador con calle 20, o a la clínica de Saludcoop, por ejemplo.

La señal que aparece al lado del semáforo le indica que debe seguir derecho, hacia el sur. Y si así lo hace, el conductor se encuentra con una señal similar, en la calle 22, que le prohíbe nuevamente cruzar hacia la izquierda. Si se acatan esas indicaciones, para llegar al sitio deseado habría que hacerlo en helicóptero.

Situaciones parecidas se presentan en la carrera 24 con la Avenida del Libertador: si usted viene de la iglesia de Santa Ana no puede aspirar a llegar al Seminario San José. Son solo ejemplos; pero en la ciudad proliferan estas señales absurdas de tránsito.

Da la impresión de que el presupuesto para adquirir semáforos que indiquen cruce hacia la izquierda, se agotó en otros menesteres. En todo caso, es una actitud tramposa del Tránsito local, aunque tendrá razón cuando comience a detener infractores.