Las bolsas sirven de barómetro para medir el grado de confianza del capital financiero en el comportamiento de los fundamentales de la economía, de allí su comportamiento mercurial.
El nerviosismo imperante la semana anterior llevó a caídas en la bolsa de Nueva York que promediaron el 4% en un solo día; entre tanto en Europa el bajonazo llegó hasta el 5%, la mayor caída diaria en dos años y medio. Como producto de la globalización los altibajos en las bolsas son sincronizados en todo el mundo y ningún país escapa a sus tendencias.
Es el caso de Colombia, en donde a consecuencia del efecto contagio el IGB ha caído 15% en el presente año, lo que indica que la desvalorización ha consumido alrededor de la mitad del crecimiento registrado en 2010 en este mercado.
Ni siquiera el anuncio por parte de la FED en el sentido de su compromiso de garantizar la más amplia liquidez en el mercado y de mantener la tasa de interés de intervención en 0.25% hasta el 2013 logró tranquilizar el mercado, el cual siguió sumamente, agitado. No obstante, la descalificación de la deuda, como lo sostiene Srinivas Thiruvadanthai, "no es un problema y la prueba es que a Japón le bajaron su nota en 2002 y sus bonos se siguieron vendiendo como si nada. El endeudamiento es sólo un síntoma de la verdadera enfermedad de la economía estadounidense: que no crece lo suficiente".
La baja de la calificación de la deuda soberana de los EEUU y la de varios de los países de la UE complicó las cosas, provocando una gran volatilidad en todas las bolsas. La economía de los EEUU y la de la UE vienen creciendo a paso de tortuga en momentos en que el margen de maniobra de mayores estímulos fiscales para galvanizarlas se reduce dramáticamente.