Me importa un cuerno

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Los medios de comunicación modernos nos permiten hoy tener conocimiento en tiempo real de eventos que tienen lugar en sitios muy distantes. Son estos mismos medios, los que nos han permitido presenciar la tragedia humanitaria de Somalia.

Las hambrunas desde siempre han sido compañeras de la humanidad, pero pareciera que se han ensañado con dos continentes: África y Asia. La peor parte la ha llevado África, cuya situación se convierte en exponencialmente más dramática debido a factores culturales, de los cuales forman parte las guerras tribales.

Las sequías hacen de las suyas, y generan escasez de alimentos, y esto a su vez una serie de eventos políticos, que terminan por empeorar la situación. Y esto se repite una y otra vez, ahora aquí, después allá, en una tragedia de dolor, miseria y muerte que pareciera no tener fin.

¿Será que el continente africano a sufrir estas calamidades, o hay algo que el mundo pueda hacer de manera efectiva, es decir, preventiva, para evitar estas catástrofes?

Hasta ahora la intervención humanitaria, principalmente de Occidente, solo se hace cuando ya se ha generado la crisis alimentaria y cuando ya hay miles de víctimas. La otra ayuda se limita a mantener la presencia de Cascos Azules en esas tierras para mantener la paz. Sin embargo, esto no ha permitido romper el círculo de muerte.

La solución al problema alimentario se conoce desde tiempos bíblicos. Recordemos el pasaje de los siete años de vacas gordas y los siete de vacas flacas, y cómo José llenó los graneros en espera de la sequía. Han pasado mucho más de veinte siglos desde la narración de José, y hoy tenemos a nuestra disposición tecnología que nos permitiría conservar alimentos por décadas, y así evitar hambrunas. ¿Entonces cual es el problema?

El primer problema es el manejo que África le ha dado al entorno natural, ya de por sí bastante hostil. Son prácticas comunes la tala y las quemas de bosques, entre otras prácticas atentatorias del ecosistema, que han esterilizado a pasos agigantados las posibilidades de la tierra de producir, y gran escasez de agua. Está documentado, que en el Sub Sahara Africano, el desierto cada vez gana más y más terreno, colocando en peligro la capacidad de darle de comer a la población.

La forma como yo veo el asunto, es que la escasez por causas naturales, y empeorada por intervención humana, pone en movimiento una cultura de sobrepoblación y guerras. Como los recursos son escasos, para sobrevivir hay que hacerse al control de ellos. A su vez, existen distintos clanes y tribus, que se ven forzados a pelear por esos recursos.

Pero a su vez, la guerra se hace con guerreros, y supuestamente el que tenga más guerreros gana. Esto lleva a que se imponga una lógica de números: la tribu con más guerreros es la que por lógica debería controlar los escasísimos recursos.

Planteadas así las cosas, no es muy difícil ver por qué entonces la supervivencia de la tribu obliga a tener muchos hijos, lo que generalmente va atado a la religión musulmán, que permite la poligamia, y esta poligamia lleva al HIV y al Sida, y la peor de todas, el lugar que ocupa la mujer en la sociedad. Realmente se ha creado un ciclo de muerte que no es fácil de romper.

La sobrepoblación producto de la lógica de los números hace que las hambrunas tengan consecuencias mucho peores. Y estas consecuencias no son solo las miles de víctimas mortales sino los daños físicos y emocionales en aquellos que sobreviven.

El mundo externo poco puede hacer para salvar a África de sí misma. Le corresponde a los africanos trabajar, con ayuda externa, en erradicar la lógica de los números y todas las prácticas culturales derivadas de esta, que son el componente humano co-creador del problema.

Es verdad de Perogrullo, que la paz verdadera, y la cooperación de todas las tribus es una condición necesaria para llegar a algún lado, y también es verdad de Perogrullo, que la condición más necesarísima para salvar a África, es cambiar el rol de la mujer, y granjearle un rol fundamental y de importancia en la sociedad africana.

El momento de comenzar a trabajar en una solución efectiva a todos estos problemas, es cuando no haya hambruna, porque una vez haya hambruna, se impone la lógica de la supervivencia, la lógica de la guerra, y la lógica del o comes tú, o como yo, pero no hay para los dos.