El naturalismo literario de Maupassant

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Guy de Maupassant nació en Normandía, cerca de Dieppe, en 1850. A partir de 1870 se fue a vivir a París. Tuvo la fuerte influencia de Gustave Flaubert, quien lo sometió a una disciplina rigurosa; después su modelo fue Émile Zola.

En 1880 Zola y sus amigos publicaron una colección de novelas titulada 'Las tardes de Médan'. Una de las obras escritas por Maupassant obtuvo un gran éxito: se trata de 'Bola de Sebo' (Boule de Suif), en la cual el autor evoca la derrota francesa de 1870. Este éxito llevó a Maupassant a consagrarse a la literatura. También lo lanzó a la búsqueda febril de las mujeres.

En diez años publicó numerosas novelas, entre ellas 'Una vida', 'Bel-Ami' (que puede traducirse como 'El mozo guapo'), 'Mont-Oriol', 'Pedro y Juan'. Además, escribió cerca de trescientos cuentos y novelas: 'La casa Tellier', 'La señorita Fifí', 'La pequeña roca' y 'Miss Harriet', entre otras.

En la obra de Maupassant se advierten dos ejes o tendencias. El primero es el realismo. Sus relatos ponen en primer plano a la sociedad de su tiempo, desde los campesinos normandos ('La pequeña asta' y 'El astuto') hasta los empleados de oficina de París ('El adorno'), pasando por sus amigos remeros del Sena.

Pero ese realismo no es una copia de la realidad. Como lo afirma el mismo Maupassant, "El realista, si es un artista, procurará no darnos una fotografía de la vida, sino una visión más completa, más conmovedora, más convincente que la realidad misma". Es decir, el autor pasa del realismo al naturalismo.

El segundo eje es el del miedo, de la angustia y la desesperación. El profundo pesimismo de Maupassant está ligado en parte a su estado de salud. Desde los treinta años sufrió perturbaciones nerviosas que cada vez se agravaron más.

En los últimos años de su vida estuvo internado en un sanatorio, donde finalmente murió completamente loco, en 1893. El primer relato que publicó Maupassant fue 'Bola de Sebo', en el libro titulado 'Veladas de Médan', en 1880. Flaubert había sometido a Maupassant a un rigor tal que convirtió a este autor en experto en todas las técnicas del arte narrativo. Por eso en 'Bola de Sebo' una historia sencilla sorprende por un dramatismo aplicado a una sátira de la hipocresía burguesa.

'Bola de sebo' relata episodios recreados a partir de la invasión prusiana a la ciudad francesa de Rouen: Varios burgueses huyen de la ciudad hacia el puerto de Le Havre en un carruaje. Con ellos viaja una prostituta llamada Bola de sebo, repudiada por sus compañeros de viaje.

Sin embargo la mujer se muestra atenta y servicial, hasta el extremo de compartir su comida con ellos, que habían olvidado llevar consigo sus provisiones. Más adelante, frente a una posada del camino, un oficial del ejército invasor reclama los favores de la cortesana como condición para permitir la continuación del viaje. Bola de sebo se niega, por tratarse de un enemigo de su patria.

Ante la súplica de los desplazados, la mujer acepta los requerimientos del oficial y así pueden continuar el día siguiente su viaje hacia Le Havre. Pero las damas y sus esposos muestran nuevamente su desprecio hacia "la pecadora", quien, humillada, llora en un rincón del carruaje mientras el extraño viaje al exilio continúa.

En esta novela, considerada como obra maestra no obstante su corta extensión, Maupassant armoniza en forma perfecta los caracteres psicológicos de los personajes; hay una gradación de los sentimientos y de las acciones de cada uno de los grupos representados en los viajeros hacia el exilio.

El naturalismo de Maupassant, a diferencia del de Zola, no se sintió aguijoneado por preocupaciones sociales o humanitarias. El escritor francés trató de reflejar la realidad tal como la percibía; y lo consiguió.