La ciencia del mercadeo tiene entre sus dogmas más preciados, aquel que reza que percepción es realidad. Es decir, que es la percepción de la realidad y no la realidad, la que mueve la voluntad humana.
Esta percepción no es producto de una generación espontanea surgida de la nada sino que algunos hechos, generalmente violentos y que han recibido amplia cobertura de los medios de comunicación, han sido su causa primaria.
Mi apreciación es que veo un gobierno acorralado que no ha podido manejar esta percepción, y que opta por el peor camino para tratar de manejarla. Por ejemplo, decirnos que sólo es un problema de percepción pero que no es la realidad. Señor Presidente, señor Ministro de Defensa, ustedes a estas alturas de la vida deberían saber que percepción es realidad.
Y cuando se sienten muy acorralados por la opinión, utilizan los medios para salir a decirnos, que Cano está muy asustado, que anda huyendo y que en cualquier momento cae, que la guerrilla está asustada pero no derrotada, y cosas de este estilo.
No sean ilusos, esto no va a cambiar la percepción de inseguridad, entre otras cosas porque ya no es la guerrilla la preocupación principal de los colombianos sino la inseguridad en las ciudades causadas por las Bacrim y los delincuentes comunes.
Para mí es todo un enigma cómo un Gobierno con fama de tener a su servicio los mejores tecnócratas del país y un mago en el manejo de las relaciones públicas, imagen y medios, ha sido incapaz de manejar este problema.
Lo cual me lleva a preguntarme si realmente es cierto, como afirma el Gobierno, que es sólo problema de percepción. ¿No será que en este caso la percepción de los colombianos es también la realidad y por eso no han podido manejarla?
A lo anterior se le podría añadir que existe también la posibilidad de que el gabinete no sea más que un club de amigos elitistas, que siempre han visto al país desde la ventana trasera de su Mercedes Benz blindado, y por eso no conocen las angustias y las preocupaciones de quienes siempre lo han visto, cuando pueden ver algo, desde la ventana de una buseta atiborrada de gente.
O sea, que el Gobierno no está sintonizado con el ciudadano común, y por eso hay dos percepciones muy diferentes de la realidad.
Yo creo que si sólo fuera un problema de percepción, ya se habrían generado los hechos por parte del Gobierno para por lo menos neutralizar dicha percepción, y esto no ha sucedido.
Peor aún, de igual manera que el sol sale para todos, el problemita de la percepción lo tienen buenos y malos. Es decir, al percibir los delincuentes que están ganando terreno, incrementan su accionar delictivo, y se crea un circulo vicioso, en donde cada día más y más delincuentes se animan a hacer sus fechorías.
Expresado analógicamente, cuando se percibe que no hay gato, o que el que hay es decorativo, los ratones hacen fiestas y tienen convites. Y llegan al punto de perder la vergüenza, y de no ser controlados a tiempo, terminan por tomarse la casa.
Por el lado positivo, sea equivocada o no la percepción del ciudadano común sobre el deterioro de la seguridad, al Gobierno le queda un solo camino, el cual es, como mencioné antes, generar hechos de autoridad de forma sostenida, y suficientemente contundentes, para cambiar la percepción.
Ojo que he dicho hechos y no trabajo de imagen y medios. Hacer lo segundo sin lo primero es como tratar de convencernos a punta de mucho decirnos que un carro destartalado y vuelto nada, es un carro último modelo y en perfectas condiciones. Lo que se diga tiene que tener asidero en la realidad, lo contrario es insultar la inteligencia de los colombianos.
La expectativa de todos los colombianos es que este gobierno haga lo que tiene que hacer en materia de seguridad ciudadana, y que además esté en condiciones de garantizar de forma efectiva el derecho que tenemos todos a la vida, a la libertad y al disfrute de los bienes propios. Ni más, pero tampoco menos.