El memorioso

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jesús Dulce Hernández

Jesús Dulce Hernández

Columna: Anaquel

e-mail: ja.dulce@gmail.com



Estaba ya casi por cumplir los 3 años y mi madre había puesto sobre mis piernas una cajita de brevas con arequipe, antes de que ella se sentara en la silla contigua a la mía del avión de Avianca que nos llevaría a San Juan de Pasto, en diciembre de 1987, cuando mi padre fue asesinado.

Este, como otros pocos, es uno de esos recuerdos que no se me borran de la mente, no sé porqué. Seguramente las brevas con arequipe eran para mi abuela paterna o eso he querido pensar todos estos años, no lo sé. Pero la memoria es tan selectiva y tan caprichosa, que da por hecho recuerdos que han podido suceder o no.

El libro que hoy recomiendo, es una síntesis biográfica del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, titulado "Traiciones de la Memoria", publicado por Alfaguara en marzo de 2011.

Héctor Abad F., en mi opinión, es uno de esos autores nuestros que lleva en sí la universalidad de las letras. Puede uno estar o no de acuerdo con sus posiciones, pero siempre estará a gusto con su manera de expresarlas, de contarlas. El libro se divide en tres capítulos, el primero de los cuales es el más extenso y no el menos interesante.

"Un poema en el bolsillo" como se llama ese primer aparte, cuenta la historia de cómo Abad Faciolince dedica gran parte de sus años a dar con la verdadera explicación de cómo un supuesto poema de Borges terminó en el bolsillo de su padre el día en que lo mataron en Medellín el 25 de agosto de 1987. Abad cuenta cómo pasó por lugares como Nueva York, México, Madrid, Paris, Berlín, Finlandia, Medellín, Bogotá, Buenos Aires, entre otros, en busca de las personas que tuvieron relación con el poema espurio de quien fuera, en mi concepto, el más grande escritor de América Latina en el Siglo XX.

La memoria, fue uno de los tantos talentos de Borges. Y no en vano, su cuento "Funes el memorioso" da cuenta de la verdad imprecisa de la memoria, pero además de la virtud inalcanzable del escritor porteño, quien gozaba de una memoria prodigiosa. "Mi primer recuerdo de Funes es muy perspicuo" dice Borges en su cuento. Héctor Abad F., logra encarcelarnos en esta historia, casi policíaca, pero con un gran contenido sentimental, casi espiritual, en el que convergen la cultura, la odisea, el amor y la perseverancia.

Pero quizás lo más profundo de este relato, es el análisis al que lleva su lectura, en el sentido en que a veces creemos que la verdad es muy clara, cuando en realidad lo más nítido, diría Abad, es la mentira. Los recuerdos están compuestos más por imprecisiones que por exactitudes y la historia está hecha de recuerdos.

El segundo capítulo, cuenta la historia del exilio de Héctor Abad F., en Italia; las vicisitudes por las que pasó y la frontal visión que tuvo, gracias a un buen amigo, de que su camino era la escritura. Allá descubrió que escribir, más que una manera de ganarse el pan, era la forma de "salvarse del mundo y de sí mismo". Su condición de extranjero le permitió ver con claridad, después de un tiempo, que cuando uno está fuera de su país tiene dos opciones: dejarse llevar por la desidia, o bien, salvarse a sí mismo.

El tercer capítulo, muy bueno por cierto, se titula "Ex Futuros". Es una prosa atajada de melancolía y de convencimiento. Los ex futuros son aquellos seres que pudimos ser y que no fuimos. Tal vez por eso los escritores tienen, como pocos, la ventaja de poner sobre papel en sus personajes, los anhelos de muchas cosas que quisieron ser y hacer, pero que no fueron ni hicieron. Pero ni siquiera eso somos capaces de recordarlo bien.

Siempre me he quejado de mi mala memoria, pero debo decir que después de haber leído este libro, bálsamos de consuelo han caído sobre mí.

El relato, comenta Héctor Abad en su libro, sustituye a la memoria y se convierte en una forma de olvido. Tal vez por eso yo tampoco sé con certeza si las brevas con arequipe que llevaba sobre mis piernas en el avión, eran o no para mi abuela paterna.