La novela sicológica y Ernesto Sábato

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



En la literatura es frecuente encontrar novelas escritas en tercera y en primera persona. Son la gran mayoría.
El narrador omnisciente, que lo sabe todo, como un dios, abunda también en la literatura. Con esas técnicas se dieron a conocer infinidad de autores, muchos con éxito indudable. Existen novelas narradas en segunda persona, llamadas de ‘narrador testigo’. Autores osados abordaron el método del ‘monólogo interior’ en el cual los personajes dan rienda suelta a los dictados de su conciencia y los textos aparecen tal como ellos los elaboran en su mente. El monólogo interior es, por lo tanto, el libre fluir de la conciencia, llamado en inglés ‘Stream of conciousness’. En estos relatos la puntuación desaparece y el lector desprevenido los percibe como un caos. Lo destacable de esta literatura es la aparición de la mente humana como escenario para el relato.

La novela sicológica tiene representantes universales de gran importancia. A la cabeza de ellos están el francés Marcel Proust con su novela ‘En busca del tiempo perdido” y el irlandés James Joyce con ‘Ulises’. Pero como ejemplo de ese tipo de narración mencionaremos ‘El túnel’, de Sábato.

Ernesto Sábato nació el 24 de junio de 1911 en Rojas, Argentina. Su afición a la física lo llevó a doctorarse en esa disciplina en la Universidad de La Plata, 1938. Más tarde investigó sobre las radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie, en París. Sin duda Sábato era un científico con todas las de la ley. En su país se esperaba que algún día lograra el Premio Nobel de Física.

En 1945 Sábato escribió el ensayo ‘Uno y el universo’, centrado en la deshumanización de la sociedad tecnológica. En 1948 año publicó su primera novela, ‘El túnel’, de carácter sicológico. Con esta obra el escritor argentino inscribió su nombre en las literaturas latinoamericana y universal. En 1961 apareció su segunda obra: ‘Sobre héroes y tumbas’, que incluye un estremecedor informe sobre ciegos. En una entrevista el autor se expresó así: “Esa es la obra en la que intento dar una visión total de mi realidad. De toda mi realidad, sobre héroes y tumbas, sobre esperanzas y desesperanzas, sobre la vida y la muerte, el bien y el mal”. En 1974 Sábato publicó su tercera novela: ‘Abaddón, el exterminador’. Entre 1983 y 1984 Sábato presidió la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, que dio origen al libro ‘Nunca más’, conocido como el ‘Informe Sábato’.

Hay que leer ‘El túnel’. Pero más interesante resulta acercarse al aspecto humano de su autor. Léanse, para reforzar esta afirmación, algunas de sus reflexiones: “Siempre tuve miedo al futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte”. (En ‘Diálogo con Jorge Luis Borges’). “El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”. “Cada mañana miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano”. (‘Antes del fin’). “Todo hace pensar que la tierra va en camino de transformarse en un desierto superpoblado… Este paisaje fúnebre y desafortunado es obra de esa clase de gente que se habrá reído de los pobres diablos que desde hace tantos años lo veníamos advirtiendo, aduciendo que eran fábulas típicas de escritores, de poetas fantasiosos”. (‘Antes del fin’). “Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa”. (Ensayo ‘La Resistencia’). Ernesto Sábato falleció el 30 de abril del 2011 en Santos Lugares, Argentina.