¿Y de las víctimas qué..?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ricardo Villa Sánchez

Ricardo Villa Sánchez

Columna: Punto de Vista

e-mail: rvisan@gmail.com



En los corrillos políticos se habla de que a tales candidatos a la Gobernación del Magdalena los apoyan ciertas hierbas del pantano, que el otro no se va a poder inscribir en su debida oportunidad, que a pascual le van a quitar el aval, que uno renunció antes de que entrara en vigencia la reforma política, que puede haber juventud pero no renovación política, en fin, prácticamente, se argumenta que no hay opción de recambio y que la realidad política del Departamento en una supuesta captura del Estado por la "telaraña mafiosa" del narco paramilitarismo ha tocado fondo.

Nada más mirar la suerte de los anteriores gobernadores que siguen muy pomposos con su retrato colgado en el lobby del Palacio Tayrona, para pensar en que pareciera que en esa época aciaga, las castas tradicionales, hubieran tenido que suscribir oscuros pactos con las mafias para poder hacer política; aunque frente a esa alternativa azarosa siempre quedaba la opción del libre albedrio, algunos optaron por la ruta más fácil y ahora se ven las consecuencias de sus actos, entre otros males endémicos, el Departamento está: incomunicado, en sus carreteras al punto de que ya no se puede seguir ni la "trilla" como el vallenato de Los Betos; la mayoría de sus líderes apresados o investigados; con un récord de damnificados por la emergencia invernal o social; con los primeros puestos en desplazamiento forzado por la violencia, despojo de tierras y crímenes de guerra; con indicadores de gestión en su política social que sólo superan al Chocó; lejos el derecho al agua aunque cuenten con recursos de casi un billón de pesos y ni hablar de la salud y la educación; con la repetición de la película del Gobernador encargado pero sin que medie terna sugerida por los convidados de piedra de los dirigentes regionales del partido que lo eligió; y que a pesar de todo este "breve" resumen, ninguno de los actuales candidatos, más allá de defenderse de las acusaciones de infiltración de la mafia en sus campañas y apoyos, retome la iniciativa política.

Muchas cosas más se pueden decir, sin embargo, siempre hay espacio para la posibilidad de transformación del Departamento, teniendo en cuenta la voluntad política del nuevo gobierno, con un conjunto de reformas liberales como en los aspectos del ordenamiento territorial, en el llamado primer empleo, las regalías, la reforma política y ante todo la Ley de Víctimas.Esta ley genera una nueva institucionalidad, busca la verdad, justicia y reparación integral de las víctimas, la prevención como garantía de no repetición, la protección a los líderes y defensores de derechos humanos, la restitución y titulación de tierras despojadas, es decir, ahora el balón está en el campo de las víctimas y no en el de los victimarios, como algunos mencionarían ocurría en el pasado. Es en este nuevo marco jurídico en los próximos diez años en el que se moverán los futuros gobernantes.

Los neófitos candidatos ya saben qué pasó en el Magdalena, también que van a contar con cuantiosos recursos y un aparato institucional de soporte, además que liderar en el espacio de las propuestas de campaña como eje transversal la visibilización de las víctimas y la posibilidad de implementar planes orientados a su recuperación, restablecimiento de sus derechos y demás medidas complementarias, será uno de los presupuestos y estrategias fundamentales de su eventual victoria. Es el momento de que se piense en un plan integral de recuperación de las víctimas del Magdalena, a través de alianzas inclusivas de planeación estratégica del desarrollo, de foros ciudadanos, de presupuestos participativos, de acudir al honor de las naciones donde tienen sede principal las trasnacionales que apoyarían con recursos económicos a los actores de la guerra, al Gobierno Nacional, a la cooperación de la Comunidad Internacional, a la asistencia técnica de las universidades y de los organismos multilaterales, así como llamar a los diversos actores sociales o comunitarios con presencia en el territorio, para que financien y participen en este proyecto tanto de reconstrucción del tejido social magdalenense, como de reconocimiento a la dignidad de las víctimas y de sus diversos procesos políticos y sociales truncados, para que nunca más se vuelvan a repetir estos perversos hechos de violencia que han dejado una cicatriz, al parecer, imborrable en el alma del macondo profundo.

Si en esta coyuntura un candidato se convierte en el candidato de las víctimas y logra articular los diversos procesos que permitan se escuche la voz de los sin tierra, de las viudas, de los huérfanos o los empodere como actores sociales y políticos, en el escenario de la justicia transicional y de la memoria histórica, podrá demostrar que no está comprometido con los victimarios y le dará, por lo menos un gramo de esperanza a la ciudadanía, en este escenario en el que muchos han dejado de creer en que si se puede salvar al Magdalena de esta crisis ético-política y de que algún día llegaremos a la reconciliación regional. Es por ello que le hago públicamente esta pregunta a los candidatos a la Gobernación: ¿y de las víctimas qué..?