La sociedad del aburrimiento

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Oscar Bravo Rojas

Oscar Bravo Rojas

Columna Sociológica

e-mail: osbraro@gmail.com


El periódico capitalino el Tiempo, en su edición del 24 de junio, habla de este tema, bajo el título” dejen que la humanidad se aburra en paz”, tomare algunos apartes que considero importante, para analizar la sociedad del aburrimiento en pleno siglo XXI.

El autor de ciencia ficción Isaac Asimov, en 1964, escribió un artículo en el que jugo a proyectar esos avances hacia el futuro. ¿Cómo será la vida, por ejemplo, dentro de 50 años? Hablo de grandes avances, entre ellos vehículos sin conductor, y robots capaces de hacerse cargo de trabajos rutinarios. Sin embargo, ese optimismo se ensombrece en los últimos párrafos, donde dice:

“A pesar de todo los avances, la humanidad sufrirá terriblemente de aburrimiento, una enfermedad que se propagara cada año y crecerá en intensidad. Esto tendrá serias consecuencias mentales, emocionales y sociológicas, y me atrevo a decir que la psiquiatría será por lejos la especialidad médica más importante en el 2014. Los pocos afortunados que puedan dedicarse a trabajos creativos de cualquier clase serán la verdadera elite de la humanidad, porque solo ellos harán algo más que servir a una máquina.
El interrogante que sale a colación es: Acertó o se equivocó el pronóstico de Asimov?.

Para algunos la industria del entretenimiento que se ha extendido como una plaga a nivel mundial, hace parte de la lucha por mantenernos divertidos.
La psicóloga Sandi Mann, nos dice que el aburrimiento surge en medio de una sociedad hiperestimulada y es propio de vidas sin proyecto, en las que el trabajo, la familia y las preocupaciones cotidianas se vuelven rutina y monotonía. Hoy día el tiempo libre se llena con la ayuda de la industria del entretenimiento, que distrae y dispersa la atención, agrega la antropóloga Ana Llamazares. El aburrimiento es aquello que aparece cuando, gracias a la sobre estimulación, dispersamos la atención y no somos capaces de hacer foco en nada.

Cuando un individuo o una sociedad se aburren, dice la ciencia que el cerebro se desconecta. Esa atención flotante que se afinca en todo y nada es quizás la deriva sin rumbo de una mente que, en su falta de interés genuino no encuentra asidero, La mente aburrida “surfea” en las pantallas en busca de distracción, entretenimiento, de estímulos que liberen dopamina, sin sospechar acaso que esa misma distracción a la larga profundiza el tedio y perfecciona el estado de desconexión.

La pregunta importante e imperiosa al respecto seria: ¿Cómo salir del aburrimiento?

Blas Pascal, dijo en el siglo XVII, que todos los males de los hombres provienen de una sola cosa: no saber quedarse quietos en una habitación, una prueba de que el miedo al tedio y al vacío viene de lejos. Una estrategia posible, entonces, podría ser dejar de huir y enfrentarlos.

El filósofo Argentino Tomas Abraham, manifiesta que la sociedad se diagrama para matar el aburrimiento, de ahí que cualquier tipo de manía sirve para anularlo. El enemigo de la sociedad aparece cuando nos aburrimos de la diversión.

Según Han, en su libro la sociedad del cansancio, nos hace referencia al hipercapitalismo actual, donde disuelve la existencia humana en una red de relaciones comerciales en la que todos somos vendedores en busca de clientes.

Nos agrega, “el mundo ha perdido la voz y el habla, es más, ha perdido el sonido. El ruido de la comunicación ha sofocado el silencio. La proliferación y masificación de las cosas han desplazado el vacío. Cielo y tierra están repletos de cosas. Este mundo de mercancías no es apropiado para ser habitado. Ha perdido toda referencia a lo divino, a lo santo, al misterio, a lo infinito, a lo superior, a lo sublime. También hemos perdido toda capacidad de asombrarnos.

Son múltiples los enfoques que se dan a este interesante tema, pero particularmente pienso que el desconocimiento de los valores cristianos y éticos son los que nos han convertido en una sociedad del aburrimiento, pues de hecho nos hemos vuelto materialistas, egoístas e individualistas, sabiendo que como decía el apóstol Pablo que nadie vive para sí, y nadie muere para sí, y si practicáramos la regla de oro que nos dejó nuestro Salvador, seriamos más felices y menos aburridos.

Rick Warren nos dice que fuimos creados por Dios y para Dios, y que solo hasta que lo entendamos, nuestras vidas no tendrán ningún sentido. Solo en el encontramos nuestro origen, nuestra identidad, nuestro sentido, nuestro significado y nuestro destino. Cualquier otra ruta termina en un callejón sin salida, y yo le agregaría en una sociedad aburrida y sin sentido.