Las 72 horas más largas

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Escrito por:

Carlos Escobar de Andreis

Carlos Escobar de Andreis

Columna: Opinión

e-mail: calli51@hotmail.com


La intención era parar al regreso en Puente Bomba a comprar el peto que vende la niña Aurora Medina a la orilla de la carretera. Pero, en el pequeño poblado no se veía un alma.

Apenas disminuimos la velocidad y bajamos los vidrios del carro, un hielo de muerte se nos metió en los huesos haciéndonos hundir nuevamente el acelerador. Solo con el pensamiento y una ligera mirada de asombro, en turbado silencio comentamos: “…mierda, algo está sucediendo aquí, ¿qué será, Paro Armado?” Me acordé enseguida de la muerte de Jesús Ma. Aguirre Gallego, alías “Chucho Mercancía” y de su hermano Mario, líderes de la banda “los Pachenca” que azota estos lados de la región. A lo mejor están pasando cuenta de cobro.

Los más de cuarenta asentamientos poblados a lo largo de la carretera Riohacha-Santa Marta parecían pueblos fantasmas. Ni el paso aturdidor de una moto-taxi, ni el corte suave del viento de una bicicleta se oían. Que cierren los establecimientos de comercio, bueno es un paro, pero que desaparezcan también los pobladores, no entiendo. ¿Dónde se meten? Una que otra ama de casa robusta y apoltronada que se niega a modular palabra y un extranjero desprevenido que camina bordeando la berma, levantando el polvo con sus chancletas “tres puntá”, mientras saborea unas papas fritas y los sorbos de una Coca-Cola sin azúcar. ¿Quién se las vendió? Nadie sabe.

Esa y muchas otras cosas están por entenderse en más de 160 kilómetros de asfalto hasta llegar al corregimiento de Bonda y el Barrio 11 de Noviembre en  Santa Marta. Lo primero, los pobladores le creen a “Los Pachencas” que con solo un triste panfleto y “radio bemba” hacen valer su voz de mando para que el comercio formal e informal cierre por tres días y nadie se asome. Lo segundo, la pérdida total de credibilidad de las autoridades (alcalde y fuerza pública) que por todos los medios declaran la acción de los delincuentes una “falsa alarma” con la que pretenden generar pánico y ofrece protección para que vuelvan a abrir sus negocios y nadie regresa a sus residencias y lugares de trabajo sino hasta que se cumplen las fatídicas 72 horas.

No sé cuál es la diferencia. Ambos son actores armados: 140 hombres de “Los Pachencas” contra un Ejército y una Policía bien dotados y entrenados que están ofreciendo seguridad a diestra y siniestra. Son los resultados los que hablan. Es lo que las personas asentadas en estas poblaciones esperan. Porque para ellas, “Los Pachenca siguen siendo la estructura criminal más fuerte en la Costa Caribe que domina más del 50% del territorio del Magdalena, la Sierra Nevada de Santa Marta y los municipios aledaños. Le ganaron la guerra a alías Belisario de “Los Urabeños” y puede decirse, sin lugar a equívocos, que controlan el 80% de la extorsión en Santa Marta. Estos son datos entregados por Ariel Ávila de  Fundación Paz y Reconciliación a Caracol TV.

Cómo creerle entonces, a las autoridades legítimamente constituidas un llamado y acatarlo y obedecerlo si los efectos de las acciones criminales de narcotráfico, extorsión, sometimiento de la población civil y control territorial están intactos, están vivos y, no existe presencia real de la seguridad del Estado y, los habitantes de esta zona del Magdalena y parte de La Guajira están atemorizados y no se atreven a burlar las órdenes del Estado Mayor de “Los Pachenca” por temor a perder su modus vivendi, tener que abandonar sus propiedades y sus casas o ser asesinados. ¿Se morirá también el turismo? Ojalá no.



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