Guerra y Almenares

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Carlos Escobar de Andreis

Carlos Escobar de Andreis

Columna: Opinión

e-mail: calli51@hotmail.com


El jueves pasado escribí sobre la necesidad de incentivar a los ex alumnos del Liceo Celedón para que empuñen las banderas de su rescate como el centro de generación académica, cultural y deportiva de la región Caribe que fue hace cincuenta años Reivindiqué la vocación infranqueable de maestros que entregaron su vida por la formación de bachilleres probos y de pensamiento libre, aunque para la época a la que me refería se me olvidó mencionar el liderazgo a toda prueba que ejerció el profesor Alfredo Almenares, rector durante 17 años de esta  institución educativa.

En aquellos tiempos no había premios ni distinciones mediante los cuales se pudiera destacar la labor de los docentes, no existían formas de evaluar el impacto de su labor y mucho menos mecanismos que permitieran extraer de la experiencia conocimientos más acordes y sintonizados con el desarrollo de la sociedad, que hubiesen introducido cambios al modelo de enseñanza vigente en Colombia Es decir, esas pasión y dedicación pasaron desapercibidas, ninguna entidad oficial se interesó en estudiarlas, analizarlas y discutirlas, para de ellas sacar únicamente lo positivo de estos procesos

No conocí a Alfredo Almenares como conocí a Rafael Guerra con quien tuve la oportunidad de tenerlo como mi profesor de cívica, geografía e historia durante nueve años en el Liceo del Caribe Si, nueve años, porque una de sus teorías era la de no perder nunca el contacto con sus alumnos de segundo de primaria hasta sexto de bachillerato Esto, le posibilitaba llevarle al alumnado el mensaje que el plantel, a través de su rector, le quería trasmitir “en este colegio se le abren por igual las puertas al Papa Pablo VI y a Nikita Krushchev, porque no estamos casados con ninguna ideología o religión (   )  queremos que nuestros alumnos se formen su propio criterio”

Enseñaba la historia como contando anécdotas, mostrando que sus protagonistas eran como nosotros, de carne y hueso, personajes repetibles Para él la enseñanza de la geografía era un largo viaje en barco, avión DC 4 o en burro por el mundo atravesando cordilleras, ríos, zonas selváticas y desiertos, bajo la lluvia, el intenso calor o el frío de las nevadas De la cívica mostraba derechos y deberes ciudadanos con los que la ley sería implacable de no acatarlos Artificiosamente mesclaba la historia con la geografía y la cívica para significar que estábamos parados frente a un todo global que mutaba, que era cambiante y modificable por acción nuestra

Con frases sencillas nos elevó la autoestima, nos inculcó liderazgo y ayudó a nuestra conciencia a crear valores de compañerismo, solidaridad, honestidad y libertad Con su acento provinciano nos decía estas cosas “ustedes son los mejores bachilleres del mundo (  ) yo traigo aquí a bachilleres de Alemania y ustedes les ganan (   ) ser bachiller es lo más importante (   ) mira Rivas dile a tu papá que venda el televisor, que empeñe la nevera porque tu tienes que graduarte (    ) hay que tener carro y poder cambiarlo una vez al año (   ) cómo dices que ellos te robaron la física, Darío, si ellos son tus compañeros (    ) mira Vicioso, yo estaría contento que Jairo me hiciera una caricatura a mí, no te das cuenta que se la hacen hasta los presidentes

“Para ser un gran maestro -dice Peter Tabichi, ganador del Global Teacher Prize 2019- tienes que ser creativo Debes abrazar la tecnología y promover métodos modernos de enseñanza Los verdaderos profesores tienen un papel que se extiende más allá del aula y de las materias que enseñan”