¡Hasta cuándo Santa Marta!, ciudad inmóvil (parte I)

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Escrito por:

Margarita Vives Lacouture

Margarita Vives Lacouture

Columna: Opinión



Como samarios, queremos desde nuestro punto de vista despertar entre otros, una trama grave y preocupante: La movilidad vial. Para exponer sobre el tema, nada mejor que la praxis y vivir en Santa Marta, donde los trancones y cuellos de botella, son cotidianos a pesar del famoso pico y placa.

En junio de 2.015 se implementó por parte del Alcalde de ese entonces, el llamado pico y placa para vehículos particulares, taxis y motos, obedeciendo esta medida ‘a las obras de infraestructura que viene adelantando la Alcaldía Distrital dentro de la fase uno del Sistema Estratégico de Transporte Público, como son intervenciones en construcción, adecuación de vías y mejoramiento del espacio público en las principales avenidas de la ciudad.’ Con esta peregrina justificación el pico y placa que supuestamente era transitorio, hoy es permanente, con el agravante que la ciudad sigue creciendo y no se han proyectan o realizado vías para circulación de vehículos automotores.

Al contrario, cuando se ha realizado o reparado una vía se dejan menos vías de circulación automotor y más andén en sitios en los que ya había andén, para beneficio solo de los vendedores ambulantes y estacionarios. Ni siquiera se preocupan por dejar más áreas verdes; solo pavimento y más pavimento en una ciudad que necesita más árboles y tierra para que recargue el subsuelo cuando llueva (si es que llueve en sus épocas) y así no se termine de secar el agua dulce subterránea de la cual se alimentan los acuíferos y pozos de la ciudad de Santa Marta y que ingresan al exiguo sistema de acueducto fortaleciéndolo casi en un 80%.

No se necesita contratar estudios, o a los supuestamente eruditos en la materia, para aterrizar estas realidades que nos preocupan. Las obras cortoplacistas que se han realizado o proyectan realizar en la ciudad contribuyen a inmovilizarla aún más.

No conocemos gestión o inversión para compra de predios para hacer, o ampliar grandes avenidas o calles de la ciudad de Santa Marta. De las multimillonarias inversiones que ha realizado el Setp, que supuestamente es el ente encargado de la movilidad en la ciudad, no conocemos ninguna que haya contribuido a que se levante el pico y placa, al contrario, también hemos visto como la medida del día sin moto que venía desde hace más de 8 años y que regía dos veces al mes (la ciudad era un paraíso para todos), fue eliminada, para posteriormente dejarla en uno y finalmente en el 2.018 ninguno, ha agravado más el problema de la accidentalidad (sino pregúntenle a las nuevas clínicas para Soat) y de la movilidad. A la final, la economía informal y los mototaxistas son los que han venido ganando en el tema del espacio público y la inmovilidad de la ciudad.

Al paso que vamos el problema va a ser igual que en Bogotá, en donde el famoso metro que van a construir, ya no le va a servir a la ciudad en la fecha que se inaugure por el alto crecimiento demográfico y desarrollo de la capital.

Cabe preguntarnos, al igual que en el tema del agua, porque no se proyectan grandes obras de impacto a mediano y largo plazo?. Es que acaso el Distrito Turístico, Cultural e Histórico no las merece?. Porqué grandes obras ya proyectadas como el Plan Centro, no se han continuado?. Porqué razón se siguen cerrando calles en el Centro, para alegría y alborozo de los vendedores ambulantes y estacionarios, cuando algunas de esas calles podrían contribuir a un anillo vial para circulación automotor publica y particular? El corazón de Santa Marta palabras más o menos es horroroso, buses y busetas por toda la avenida Campo Serrano, recogiendo y dejando pasajeros donde les da la gana, andenes que son una trampa para cualquier peatón, basuras por doquier, en fin desorganización total y movilidad vial Cero, eso sin contar en qué ha quedado el Teatro Santa Marta, demolido y parcialmente reconstruido, que en vez de ser un Epicentro Cultural e Histórico, hoy es el núcleo territorial de los vendedores informales de jugos, buñuelos y comidas rápidas, conectados fraudulenta y peligrosamente al sistema de energía eléctrica, con la consecuente movilidad personal Cero.


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