Hasta cuándo? Hasta siempre Mony!

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


Las primeras proclamas estudiantiles que aprendí en mi paso como estudiante de la Universidad del Magdalena, no las aprendí en su interior ni a través de miembros líderes de su organización estudiantil, ya que para la época, estos habían sido disminuidos.
En ese momento, la única universidad pública departamental llegaba a la tan anhelada etapa de “normalización académica”, que más que un periodo continuo de clases, lo que sus promotores aseguraron fue el sometimiento de la comunidad universitaria; de forma que ninguno de sus representantes osara manifestarse frente a los procesos que se estaban incubando en contra de la libertad de cátedra, la democracia deliberativa y el pensamiento crítico.

Las proclamas, pero ante todo, los aspectos más profundos de la necesidad de movilizarme contra ese status quo, los comprendí gracias a quienes se convirtieron después de mis padres, en importantes referentes para mi vida estudiantil, personal y ahora profesional; Armando Restrepo Maury y Carmen Vega Vives.

Armando, un valiente sindicalista que ha liderado desde sus inicios como trabajador oficial, la defensa por la universidad Pública del Magdalena y la institucionalidad que ésta representa en su concepto más amplio, decidió emprender una batalla que sin saberlo, iba cobrar la vida de varios compañeros de lucha en la UNIMAG.

Pese a esto y en nombre de la memoria de ellos, su perseverancia y valor para exigir justicia, han sido pieza clave para que este sistema haya ido develando a través de decenas de investigaciones y de múltiples testimonios, las evidencias de que poderes oscuros estaban vinculados con quienes manejaban dicha Universidad; al punto que el rector de la época esta hoy ad portas de responder por múltiples delitos.

Carmen, conocida por sus familiares y amigos como Mony, recientemente ha fallecido. Es así como en honor a su memoria y con el respeto de los lectores de este espacio, me voy a referir a ella de manera muy personal.

Esta gran amiga, fue desafortunadamente una de las decenas de empleados que la Unimag perdió, debido a la masacre laboral que allí se produjo y por la cual la misma entidad ha tenido que responder legal y pecuniariamente por las irregularidades que en este proceso cometieron sus directivos.

Pese a estas duras circunstancias laborales y personales, para Mony el compromiso y sentido de pertenencia con esta institución que transformó su vida, no disminuyeron. Todo lo contrario, desde afuera Mony se convirtió sin proponérselo en una guía, que supo engranar a personajes diversos en un solo movimiento inter-estamental, que sin mayor estructura pero con toda la convicción, decidimos abanderar las denuncias de los secretos que a viva voz se conocían sobre hechos de corrupción, amenazas, desapariciones y muertes al interior de la Universidad; de éstas últimas, especialmente las del compañero Hugo Maduro y los docentes Julio Otero y Roque Morelli.

Mony se convirtió en la madre de ese movimiento, en la amiga que acogía con sus calientes aromáticas, y sus dulces pero asertivas palabras, a quienes llegamos a su lado, por la necesidad de encontrar un espacio donde sobrevivir al adoctrinamiento del pensamiento que se imponía en la Unimag.

Fue una madre guerrera para sus hijos paridos y para los que decidió adoptar por el convencimiento de contribuir con la defensa de la institucionalidad académica y de la formación de una juventud libre, comprometida y sobretodo más participativa en nuestra sociedad. Amó la protesta inteligente y creativa, apreciaba la diversidad y fomentaba el debate respetuoso como estímulo para el encuentro en el desencuentro de las ideas.

Aunque su alma y su mente siempre fueron libres, hago propicia esta dolorosa circunstancia para dar mi gratitud a sus hijos y familia, por haber sido tan generosos al permitirnos a sus amigos compartir tanto de ella, de su tiempo y de su solidaridad.

Mony, mujer combativa, con esta consigna te recordaremos; “mi voz la que está gritando, mi sueño el que sigue entero y sepan que solo muero si ustedes van aflojando porque el que murió luchando vive en cada compañero, por nuestros muertos ni un minuto de silencio, toda una vida de combate. Hasta cuándo? hasta siempre; hasta dónde? hasta la victoria y si es necesario hasta la muerte”