Conducir en Colombia

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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


Según el Banco Mundial, “una persona al volante en Colombia tiene 4 veces más probabilidades de morir en un accidente de tránsito que un conductor en España o Gran Bretaña”.  Por lo tanto, conducir en colombia es causa de muerte por imprudencia o conductores borrachos.

Como el artículo 2356 del Código Civil nos trae que Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser reparado por ésta, la Corte Suprema de Justicia ha reiterado que en el punto de la responsabilidad civil por actividades peligrosas de que trata el citado artículo se ajusta la conducción de vehículos.

Así las cosas, por las muertes de peatones inocentes, motociclistas y otros conductores se implementó sancionar conducir borracho por medio de la Ley 1696 de 2013, con la cual se dictaron disposiciones penales y administrativas para la conducción bajo el influjo del alcohol u otras sustancias psicoactivas.

Aunque dentro de las principales causas de los accidentes viales en Colombia encontramos la imprudencia de los conductores y la falta de experiencia, en los primeros lugares de esta fatal estadística siempre están en orden: no mantener la distancia de seguridad entre vehículos, no saber manejar, exceso de velocidad, conducir borracho, adelantar en curva, falla mecánica,  también aparecen nuevas causas como manipular el celular o la radio mientras se conduce.

 Siempre he pensado que una sociedad es culturalmente como se muestran sus conductores en sus vías: ceder y cuidar el peatón, ceder y dejar salir a otros conductores a la vía, no invadir la intersección así el semáforo esté en verde si vemos que si avanzamos quedamos atravesados impidiendo el paso de la vía formando el trancón.

En las carreteras de Colombia ocurre algo muy particular. Primero, cuando la línea punteada o continua es amarilla, los conductores de tractomulas se unen tres o cuatro quedando como un tren casi imposible de adelantar dejando al del automóvil horas detrás sin poder avanzar. Por esta acción el gobierno tomó la decisión de no dejarlos salir en los puentes festivos dando prioridad al turismo.

Y, Segundo, en las vías doble calzada -línea blanca continua- vemos conductores conduciendo despacio por el lado izquierdo impidiendo el paso de los que quieren ir más rápido. Los primero, siendo intransigentes y los segundos, muchas veces por desconocimiento de la norma.

En Bogotá ocurre algo similar con los conductores cuando se va a adelantar a un vehículo. El problema surge con los que vienen detrás. Es una ofensa para el conductor de atrás que uno le tome su carril. Pitan y se acercan desafiantes. Lo mismo ocurre cuando le cedemos el paso a un conductor que quiere salir de una vía secundaria a la vía por donde vamos y disminuimos la velocidad para dejarlo entrar, esto enloquece de ira al conductor bogotano.

Fuera de la acción anterior hay muchas otras que vemos los conductores de la provincia cuando vamos a la capital mostrándonos  la falta de cultura en los capitalinos que conducen como salvajes, prevenidos y pegados del pito.

En síntesis quien conduzca en Bogotá podrá conducir en cualquier otra parte del mundo.

Quiero hacer una muestra de lo trágico que es conducir por las vías de Colombia: según la Agencia Nacional de Seguridad Vial en 2018 fallecieron 6.476 personas en accidentes en los corredores viales del país, de los cuales 3.126 eran motociclistas, y, de estos, el 47% eran jóvenes entre los 15 y 29 años.

Por su parte, desde el ministerio de Salud se dijo que “en Colombia, cada día ingresan a los hospitales 60 pacientes por accidentes en motos y tenemos más de 5.000 discapacitados al año”.

Conducir hace parte de las actividades peligrosas que desarrollamos los seres humanos. Por lo tanto las normas deben ir por encima de cualquier acomodo y deben  pasar a la obligatoriedad de carcel para los conductores borrachos. Solo así podríamos disminuir las estadísticas de inocentes muertos en las vías.

Para concluir, en el país del “¿usted no sabe quién soy yo?” la mayoría de estos accidentes se pueden evitar si se cumplen las normas de tránsito y se evitan factores de riesgo como el consumo de alcohol, además de la imprudencia. Pero insisto, cárcel para los conductores borrachos que causan muertes a inocentes.