Pedro y Juan

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La cumbre entre Trump y el dictador norcoreano la semana pasada no terminó como muchos esperaban; es decir, con un acuerdo que llevara a la total desnuclearización de Corea del Norte a cambio de levantar las sanciones económicas contra el régimen.

La falta de un acuerdo fue aplaudida a rabiar por la izquierda estadounidense porque la miran como un fracaso de Trump. Para este sector, el fracaso de Trump es más importante que cualquier otra consideración. Una posición absurda.Una de los puntos débiles de las democracias, es que cuando hay mucha polarización política es difícil que las partes en contención antepongan el interés general y nacional a las vendettas partidistas. El odio ciega. Ahora bien, ¿es cierto que Trump fracasó?

Si el fracaso consiste en no haber logrado el acuerdo en esa reunión, entonces si fracasó. Si se mira desde una perspectiva más global y un juego geopolítico más complejo, todavía no, y de hecho hizo un movimiento que puede ser fundamental para el futuro de los Estados Unidos.

Con respecto a Corea del Norte, las negociaciones continúan solo que los dos líderes ya no son parte de los intercambios. El tema clave con Corea del Norte es la desconfianza mutua. Recuperar la confianza perdida o establecerla por vez primera, son procesos que exigen tiempo y paciencia. De hecho, ya hay sanciones económicas aprobadas mucho más dañinas que las actuales, pero Trump no ha querido aplicarlas, ya que podrían ser contraproducentes. El león nunca debe sentirse acorralado. Garrote, pero que tanto es toda una ciencia.

Yendo a Vietnam Trump no tenía nada que perder. Si lograba el acuerdo con el dictador, fantástico, pero si se levantaba de la mesa, también ganaba. Le levantada de la mesa equivale a hablarle a Pedro para que escuche Juan. El destinatario de ese mensaje era China con quien en estos momentos los Estados Unidos está negociando temas comerciales. El mensaje claro y contundente para China es que los Estados Unidos, en cabeza de Trump, no tienen miedo de levantarse de la mesa en caso de que lo negociado no salvaguarde los intereses nacionales. De hecho, podría decirse que este objetivo era mucho más importante estratégicamente que un acuerdo inmediato con Corea del Norte.

Las aspiraciones geopolíticas de China solo son posibles si la economía sigue creciendo a los niveles a los que lo venía haciendo antes de la imposición de los aranceles por parte de los Estados Unidos. Hay en el horizonte inmediato a modo de garrote o espada de Damocles, doscientos mil millones adicionales en aranceles.

Con la frenada de la economía China, aranceles adicionales serían catastróficos para un país que la está pasando mal. Peor aún, el descontento social ya existente con el presidente Xi, de llegar a profundizarse, podría traducirse en intentos por lograr reformas políticas que desmoten el autoritarismo que ha caracterizado al gobierno chino. La realidad es que China tiene mucho más en juego que los Estados Unidos y tiene muchísimo más que perder de no lograr un acuerdo. Como dice Trump: we wil see! (ya veremos).