Política del espectáculo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Eimar Pérez Bolaños

Eimar Pérez Bolaños

Columna: Opinión

e-mail: eimar.perez@unad.edu.co


En medio del caos social y crisis generalizada en distintos sectores de Colombia y del mundo que a diario observamos, como, por ejemplo:

“la injusticia dentro de la justicia”, la mano del hombre con fines de enriquecimiento que promueve el deterioro del ambiente, la corrupción en su grado más asiduo, la falta de institucionalidad, la violencia sistemática, silenciosa e invisibilizada a través de “cortinas de humo” auspiciadas por los medios. Vale la pena reflexionar: ¿A dónde vamos como sociedad?

Con todo este lamentable panorama que nos agobia, es común escuchar a la ciudadanía que la política es la práctica más ruin de la naturaleza humana. En palabras coloquiales: “la política es para ladrones, bandidos…”. Con tal concepción peyorativa, se pierde la esencia de esta ciencia indispensable para la vida en comunidad; se tergiversa su definición y sus orígenes, que en palabras de Aristóteles tiene un gran significado: “la política es la coordinación de muchas acciones y, por ello en esta última hay que tener en cuenta la voluntad de los demás. La política gira en torno a las leyes e instituciones creadas para elaborarlas y administrarlas”.

No obstante, como he mencionado, la praxis política socava actualmente a nivel global, convirtiéndose en un ejercicio de violencia, de desprestigio y de espectáculo. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han afirma: “el vacío político se llena con el espectáculo de la escenificación mediática. Los políticos también se dirigen al espacio despolitizado del espectáculo. Y no están en juego sus acciones políticas, sino que es su persona la que se convierte en objeto de la escenificación mediática”.

Se observa con claridad que la afirmación del filósofo, pone el “dedo en la llaga” al presente político que vivimos desde distintos escenarios. Por ejemplo, La afrenta constante de Estados Unidos a Venezuela, convierte las diferencias ideológicas en el espectáculo del poder y de la violencia, que hacen mella en todos los ámbitos de la vida. Mientras tanto, un gran número poblacional en su inocencia e inmadurez histórica consideran que una invasión al régimen de Nicolás Maduro es la salida a la crisis. Por tanto, la insistencia de los medios desde distintos ángulos en el tema, deja de lado elementos importantes que acaecen en el mundo, pero desvían la atención a la guerra como elemento escénico, sin pensar en las repercusiones, las víctimas, el desplazamiento y los costos económicos derivados de una ofensiva militar.

Por otra parte, el plano colombiano, no se escapa del entretenimiento mediático. Tanto así que se presentan constantemente un cúmulo de estadísticas con diversas temáticas, que desde el ámbito del espectáculo político desvirtúan problemas urgentes por resolver en el país (el costo ambiental y económico del proyecto hidroituango, las investigaciones en contra del fiscal, entre otros muchos temas). Por el contrario, en esta semana nos intentan mostrar imágenes de favorabilidad y no favorabilidad del actual gobierno; los medios no dan espera en hacer eco, más cuando se aproxima una contienda electoral.

Seguidamente, otras formas que considero hacen parte del espectáculo político, son los lamentables hechos ocurridos en la Escuela Militar que cobró varias víctimas, atentado que aún es materia de investigación; este hecho deja a la vista también la estratagema del actuar político en el país: la táctica de los resultados inmediatos, el encubrimiento de hechos importantes de la justicia. Además de la excusa para promover la idea guerrerista a través del espectáculo de la zozobra. Frente a tal contexto Byung-Chul Han concluye “El vacío político se hunde convirtiéndose en una política del espectáculo, que no actúa ni transmite ni produce nada esencial, sino que comunica comunicabilidad. La política del espectáculo es una política del vacío comunicativo”.