Han corrido ya veinte años desde la promulgación de la Carta Política de 1991 por parte de la Asamblea Nacional Constituyente.
En todo este tiempo la Constitución ha sufrido variadas enmiendas, al menos veintinueve, pero ninguna de ellas relacionada con la acción de tutela, figura constitucional esta que se ha constituido, de lejos, en la más popular y querida de los colombianos.
Nadie sabrá decir la cantidad de vidas humanas que han puesto a salvo los jueces constitucionales, como resultado de los fallos con que han amparado el derecho a la salud en conexión con el derecho a la vida.
Gracias a la acción de tutela los funcionarios públicos, y aún entidades privadas, han aprendido a fuerza de sentencias a respetar el derecho de petición que tenemos las personas.
Por virtud de la acción de tutela muchas personas han obtenido amparo para su derecho al trabajo "en condiciones dignas y justas", otras más a ser tratadas en situación de igualdad entre iguales, es decir, a no ser discriminadas y cuántas otras han logrado el respeto por el libre desarrollo de su personalidad, al igual que más y más la efectividad de la presunción de inocencia y del derecho al debido proceso en toda clase de actuaciones.
La acción de tutela ha implicado una gran revolución, que no por silenciosa, ha rendido sus frutos en abundancia a favor de importantes sectores de la población que antes sufría de aberrantes injusticias.
Enemigos ha tenido y tendrá la acción de tutela, comenzando por las altas corporaciones judiciales, pero estemos seguros que los discrepantes no prevalecerán contra su fuerza demoledora y su arraigo en la conciencia nacional.
El día que alguien intente demoler o arruinar la acción de tutela, que haga de cuenta que a la vez estará incitando a revueltas populares de consecuencias inimaginables, porque la acción de tutela es patrimonio elemental del pueblo.
En tal caso los colombianos estaríamos aprestándonos a defenderla con todo el valor civil formidable que fuésemos capaces.
Tiro al aire: como lo dijo el ex presidente César Gaviria, la única justicia que no es morosa en Colombia es la constitucional relativa a la acción de tutela.