Ha muerto el padre de “Betty, la fea”

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Hace muchos años en los hogares colombianos las familias se reunían en torno a un aparato de radio para escuchar los episodios de radionovelas de moda. Y… ¡ay de quien se atreviera a hablar durante esa media hora que duraba el relato! Era un tiempo sagrado, esperado desde cuando el capítulo de la noche anterior finalizaba, siempre en un punto alto de la intriga. Como en muchas casas no había radio, las señoras apelaban a la amabilidad de sus vecinas y de esa manera seguían el desarrollo de la serie radial.

Nuestro colaborador invitado recientemente a esta columna –“Viejito Intruso” lo llamaremos– nos recuerda que la novela radial “El derecho de nacer” fue una de estas inolvidables series, con sus personajes principales: Albertico Limonta, Mamá Dolores, María Elena y don Rafael Del Junco. “Después vinieron muchos culebrones producidos en Venezuela y en México y llenaron el dial de esos fieles aparatos”, continúa diciendo nuestro colaborador. (Cuando quisimos recomendarle el cambio de la palabra ’culebrones’ me envió directamente al Diccionario de la Real Academia de la lengua Española). De todos modos, y con el respeto que merece su edad y su experiencia, alcanzamos a explicarle que la columna de hoy, si bien tiene relación con el entretenimiento colectivo, la centraremos en la vida y obra de Fernando Gaitán, fallecido este 29 de enero.

En efecto, los colombianos hemos perdido a uno de los más importantes libretistas, guionistas y directores de telenovelas del país. De él podríamos escribir numerosas cuartillas y no lograríamos dimensionar su verdadero aporte a la televisión en Latinoamérica. La telenovela “Yo soy Betty, la fea” ha sido una producción vista y elogiada en muchas partes del mundo. Se dice de ella –parodiando una frase repetitiva en la canción que introduce cada episodio– que algunos jefes de estado y personajes importantes en la política internacional acomodaban sus horarios para no perderse los capítulos de esta telenovela. Lo mismo ocurría con “Café con aroma de mujer”. Fernando Gaitán Salom nació en Bogotá en 1960. Como muchos grandes narradores se formó en el periodismo. La reportería ejercida durante tres años lo puso en contacto con la realidad de la vida nacional. Sin duda el contacto cotidiano con la gente facilitó su labor posterior y definitiva como fue la creación de personajes y la perfecta caracterización de los mismos.

En relación con “Café con aroma de mujer” dijo Fernando Gaitán: “No tengo la intención de superarla. Esa es la hija mayor que se graduó y se fue de la casa. Cuando la miro, ya no la siento ni mía”. Y tenía razón el ilustre guionista; porque su legado pertenece a todos los colombianos. Son nuestras, de alguna manera, “Azúcar”, “Laura, por favor”, “La quinta hoja del trébol”, “La fuerza del poder”, “Guajira”, “Carolina Barrantes”, “Francisco el matemático”, “A corazón abierto”. Pero “Café con aroma de mujer” y “Yo soy Betty, la fea”, esas sí que hablan con mayor énfasis de nuestra idiosincrasia. Con razón el libretista afirmaba: “Mi objetivo es lograr que el televidente se identifique, que sienta a los personajes: hay que partir de los dramas humanos, que son universales.

Fernando Gaitán concedió importancia protagónica a la mujer. “Betty, la fea” fue un éxito desde su lanzamiento. La han visto en más de cien países y tiene versiones en cerca de treinta idiomas. Por sus libretos Fernando Gaitán ganó cuatro galardones India Catalina y se convirtió en el primer latinoamericano en recibir el premio Brandon Tartikoff Legacy de la Asociación Nacional de Ejecutivos de Estados Unidos por su contribución al mundo de la televisión y el entretenimiento. Con “Betty, la fea” Fernando Gaitán ingresó a los Guinness Records. Acababa de firmar un contrato con Sony: sería productor de contenidos para televisión.