Honor a los héroes, apoyo a sus familias

Columnas de Opinión
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Escrito por:

María del Rosario Guerra

María del Rosario Guerra

Columna: Opinión

e-mail: comunicacionesmrg@gmail.com

Twitter: @CharoGuerra



La acción violenta del ELN contra la escuela de Policía ‘General Francisco de Paula Santander’ estremeció al país, nos recordó los peores días de la barbarie y puso a Colombia de pie para gritar a una sola voz ¡no al terrorismo!

Salimos a las calles para rechazar la ceguera de los criminales y rendir homenaje a la memoria de 20 jóvenes estudiantes sacrificados. Estos cadetes representaban lo mejor de nuestra Nación: espíritu de servicio, la ilusión de construir un mejor país desde la legalidad, la responsabilidad de formarse ética e intelectualmente para proteger a los ciudadanos. Su pérdida jamás debemos dejar de lamentarla, su ejemplo hay que multiplicarlo y a sus familias les debemos seguir brindando todo el respaldo.

Por ello solicité respetuosamente al presidente Iván Duque, comandante en jefe de nuestras Fuerzas Armadas, que evalúe la posibilidad de concederles un ascenso póstumo a subtenientes de la Policía Nacional. Inicialmente porque era su ilusión y la de sus seres queridos desde el día en que pisaron la escuela General Santander. También porque podría garantizar derechos pensionales a sus familias y en ello también debe traducirse el apoyo del Estado.

Tengo confianza de que nuestro presidente, de quien conozco su profundo amor y respeto por los hombres y mujeres que lo sacrifican todo en defensa de la vida, honra y bienes de los colombianos, tomará las mejores decisiones para arropar a las familias de nuestros jóvenes asesinados, siempre en concordancia con la normativa vigente y las posibilidades legales.

Colombia perdió 20 vidas que se estaban construyendo con un mismo objetivo: defender a los colombianos. Con la misma firmeza que el Gobierno y las Fuerzas Armadas perseguirán y neutralizarán a los terroristas responsables, los ciudadanos debemos abrazar a los seres queridos de las víctimas mortales.

Ese abrazo no debe terminar nunca: se lo debemos a los cadetes y a todos nuestros héroes.