El presidente Juan Manuel Santos, nos sorprendió a los colombianos cuando afirmó en la televisión que se acabaría la guachafita de la salud en Colombia, guachafita que comenzó con la promulgación de la ley 100 de 1993 y que hoy nos ha dejado miles de colombianos muertos en la puerta de los hospitales.
Le ley 100 de 1993, aumentó dramáticamente la cobertura en salud para los colombianos, personas que antes no tenían la posibilidad de acceder a los servicios médicos; a través del régimen subsidiado cuentan con atención, eso no se puede desconocer, pero la cantidad no significa calidad, y por lo demás la ley 100 parió en Colombia, una salud basada en la ganancia de un monstruos llamados EPS, trabajadores de la salud mal remunerados y super explotados laboralmente, Hospitales Públicos quebrados, la justicia congestionada por millones de tutelas y los bolsillos de unos cuantos llenos y a reventar de plata del erario público, con desconsuelo este es el paisaje de la salud en Colombia hoy por hoy.
Y ahora que el presidente Santos habla de la guachafita, resulta curioso que de las tantas reformas que le han hecho a la ley 100 de 1993, ninguna toca las EPS, sino mas bien las fortalece y las favorece enriqueciéndolas impúdicamente, en desmedro del derecho a la prestación de un servicio de salud oportuno, humano y de calidad que soñamos y reclamamos todos los colombianos, debemos ser realistas y reconocer que ninguna reforma será eficaz, mientras existan las EPS, y la reducción de las mismas de 72 a 20 como pretende el gobierno, no mejorara el servicio sino que más bien fortalecerá el sistema que hoy tiene presos a varios Ex uncionarios del Ministerio de Protección social y en la mira a estas entidades prestadoras de salud "EPS" que debieran considerárseles determinadoras de la muerte de cientos de colombianos inocentes víctimas del paseo de la muerte.
Todavía no entendemos que importancia tienen estas EPS en el sistema de salud colombiano, ¿será la afiliación y la capitación no la pueden hacer directamente clínicas y hospitales públicos y privados?, ¿cuánta plata le cuesta al Estado y al usuario esta intermediación?, ¿por cuantas manos pasan los recursos de la salud?, no nos digamos mentiras la salud es un negocio y no dejara de serlo en el mediano plazo, pero el gobierno debe propender para que este negocio garantice una atención de calidad a todos los colombianos, un negocio lucrativo que debe tener un control y una vigilancia estricta, la sartén no debe seguir en manos de los grupos macroeconómicos propietarios de las EPS sino en el gobierno.
Rogamos a nuestro Señor Jesucristo, ilumine al gobierno del Doctor Juan Manuel Santos, para que tenga la valentía y el arrojo de liberar el sistema de salud colombiano del apetito voraz de esos monstruos llamados EPS, y se creen redes hospitalarias de salud públicas, mixtas y privadas que presten el servicio bajo un nuevo paradigma, solo poniendo fin a las EPS se acabara la guachafita.